Colombia: Vientos a favor y en contra de la energía eólica

Han pasado más de 17 años desde que se construyó Jepirachi, el primer parque eólico en Colombia, y pese a que se han adjudicado nuevos proyectos lo cierto es que han sufrido tropiezos y ninguno a entrado aún en operación.

Por: MARTÍN ROSAS

27 de diciembre de 2022.   “Colombia tiene vientos de clase mundial”, es una de las frases más repetidas en los últimos años. Y la verdad sea dicha, La Guajira y el mar Caribe territorial presentan las mejores condiciones a nivel global para desarrollar no solo la generación eólica sino, junto a ella, la industria del hidrógeno verde, pero el camino no parece sencillo y ha encontrado varias piedras atravesadas.

En las subastas que se realizaron en el gobierno pasado fue aprobada una capacidad de 3.000 mega watios (Mw) de energía renovable entre eólica y solar, pero a la fecha no ha entrado a operar ninguno de esos proyectos.

Si bien es cierto que hasta ahora se han encendido unos 300 Mw en parques solares foto voltaicos, estos pertenecen a iniciativas de Ecopetrol y empresas privadas.

De acuerdo con Germán Corredor, el saliente director Ejecutivo de Ser Colombia, la asociación de energías renovables, el primero de enero de 2022 debieron haber entrado 1.300 Mw, para diciembre otros 700 Mw, y para 2023 otros más, pero tampoco van a entrar a tiempo.

“Eso más o menos estaba previsto porque los tiempos que les habían dado eran muy cortos, lo importante es que finalmente entren en 2024” dice Corredor.

Según el dirigente gremial, los obstáculos que se les han presentado a los proyectos de energía renovable en Colombia van desde la pandemia de Covid-19 que los paralizó en 2020, las demoras en las licencias ambientales, las dificultades de consultas con las comunidades, la falta de infraestructura adecuada en puertos y carreteras, y retrasos en nacionalización de equipos, a lo que se le suma ahora la devaluación del peso, que incrementa los costos.

Y como si se tratara de la tormenta perfecta, la demora del proyecto de transmisión Colectora en La Guajira, tiene en vilo siete proyectos de renovables previstos para que se conecten a esta red, tal vez el cuello de botella más grande en la actualidad.    

No es para menos, el proyecto Colectora esta dividido en dos tramos: La Loma-Cuestecitas de 250 kilómetros, que tuvo que consultar a 12 comunidades y ya tiene licencia ambiental; y el tramo Cuestecitas-Uribia, donde estará localizada la subestación. Pero en este tramo de 100 kilómetros se deben consultar 212 comunidades, prácticamente una comunidad cada 500 metros. Y aunque el Grupo Energía de Bogotá (GEB), responsable del proyecto, ya ha consultado de forma exitosa a 200 comunidades, faltan 12 de las cuales cinco tienen conflictos al interior de las mismas y otras cinco presentan pretensiones económicas exorbitantes, que superan varias veces el valor del proyecto.

Para cumplir la fecha límite de entrega en 2025, el GEB debe culminar las consultas en abril de 2023, y por esa razón a finales de noviembre la viceministra de Energía Belizza Janet Ruiz se desplazó a la región para tratar de “desanudar los proyectos”.

El vecindario

En América Latina la incorporación de energías también se ha movido al vaivén de los gobernantes de turno. De acuerdo con Martín García Perciante, country Manager para Colombia de Vestas, México, Centroamérica y el Caribe han perdido un poco de impulso.

“En México hubo una reconfiguración del mercado, que ha hecho que por políticas de gobierno los proyectos de renovable se han visto reconfigurados, y proyectos nuevos no hay. En el Caribe y Centroamérica ha habido alguna actividad, Panamá es activo y hay parques funcionando y otros en desarrollo. También hay rumores de reconfiguración para dar entrada a nuevos jugadores, a distribuidores y comercializadores, que puede dar lugar a que se desarrollen proyectos. En Guatemala se lanzaron unos pliegos para una subasta de renovables”, dice García

En Suramérica los países que llevan la delantera son Brasil, Chile y Argentina, y como mercados con potencial están Perú, Colombia y Ecuador.

Aunque García prefiere llamarlos retos, en la región se presentan trabas de diversa índole para el desarrollo de las energías renovables. Entre los mayores obstáculos, que son diferentes en cada país, se encuentran temas de infraestructura, disponibilidad de equipos, vías y puertos inadecuados, temas de regulación, otros de comercialización de energía, y estructuración de PPAs, para tener a quién venderle la energía.

“En la región lo que estamos viendo son retos a nivel de equipos, que son importados y estamos teniendo problemas no solo con la inflación sino una volatilidad en los pecios de las materias primas, que varían en corto tiempo, por lo que debemos contar con mecanismos de ajuste que nos permita asumir esas variaciones en materias primas como resinas, acero y combustible de los buques. Son y desafíos que afectan a toda la región”, dice García.

Finalmente, sobre Colombia cree que el país ha ido poco a poco avanzando en el desarrollo de las renovables, que hay inversionistas interesados. “Vemos un potencial enorme y los primeros pasos, como cualquier proceso, inicia con tropiezos, pero optimistas de que estos se van a superar. Esta es la situación: algunos proyectos iniciando la construcción, unos con demoras, otros no tanto, pero esperamos que estén listos en un año o año y medio.”

Y es que como lo dijo otro de los participantes en el Colombia Wind Power 2022, que se realizó en Bogotá el pasado 22 de noviembre, “las grandes complejidades de las licencias ambientales y los conflictos sociales, hacen que los inversionistas estén viendo dónde va a ser mas fácil construir las renovables. El Medio Oriente y Australia posiblemente van a ser las grandes potencias de hidrógeno verde, los grandes exportadores de energía verde.”

Si Colombia no soluciona las falencias para el desarrollo de las energías renovables, es probable que se quede solo con el eslogan de tener ‘vientos de clase mundial’.

La vida de la comunidad está en las manos de los geólogos: ACGGP

Desde prospectar los recursos minero energéticos del subsuelo, hasta detectar y cuatificar los acuíferos para proporcionar agua potable a las comunidades, pasando por la gestión de riesgos y la adaptación al cambio climático, son algunas de las labores que desempeñan los geólogos en Colombia.

27 de diciembre de 2022.    Desde hace seis años la Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo (ACGGP) viene reclamando que cada municipio del país tenga, por los menos, un geólogo en su nómina. Actualmente ya hay una propuesta de proyecto de ley que avanza en el Congreso y también se está gestionando para que quede incluida en el Plan Nacional de Desarrollo.

“Nosotros hemos detectado que más del 80% de los planes de ordenamiento territorial del país están desactualizados o no existen. En un país que está expuesto a fenómenos climáticos, inundaciones, deslizamientos, etcétera, eso es grave; además, alrededor del 25% de la población colombiana usa el agua subterránea para subsistir, pero tenemos un conocimiento moderado de esos recursos y necesitamos mejorarlo, porque hay regiones con carencia de agua, adicional el tema de gestión del rieso y la adaptación al cambio climático, que es imperante”, enfatiza Flover Rodriguez Portillo, director Ejecutivo de la ACGGP.

Rodríguez agrega que “a lo que invita este proyecto de ley es a que se actualicen los territorios con conocimiento útil, necesario, con profesionales que tienen la capacidad técnica de analizar temas de geoamenzas, de recursos naturales, de ordenamiento territorial, entre muchos otros, y que además tienen la capacidad de construir con la gente, porque los geólogos tenemos una capacidad intrínseca de relacionarnos con la sociedad, tenemos un rol muy importante, en las manos de los geólogos está la vida de la comunidad colombiana.”

Por eso también reclama del gobierno que se fortalezca la institucionalidad, especialmente el Servicio Geológico Colombiano (SGC), pues en la entidad recae buena parte del conocmiento del país en materia de recursos minerales, hidirocarburíferos, agua y de las geomanezas; especialmente ahora que se habla de los recursos estratégicos para la trasición energética.

Cuando se habla de minerales estratégicos para la transición se piensa en las demandas que puedan tener los paneles solares, las turbinas eólicas, los vehículos eléctricos, las baterías y el almacenamiento de energía en general.

En 2019, la UPME y el SGC actualizaron un estudio de minerales estrategicos, pero Rodríguez considera que se debe actualizar nuevamente para que sirva de insumo en la construcción de la nueva hoja de ruta de la transición energética que planteará el Gobierno en los próximos meses.

“Hay informacion, que se debe actualizar en virtud de esas estrategías. Podemos profundizar más y creo que ese conocimiento debe involucrar la prospectividad, pues más allá de saber que tenemos los recursos, es saber cuánto tenemos, esos son estudios más detallados y es lo que nos va a marcar una ruta clara de si efectivamente tenemos los recursos en una cantidad considerable que los haga explotables y que los podamos utilizar en el país. Esa transición energética también debe mostrarnos la transición industrial, que nos ayude a diversificar la economía del país. Lo que necesitamos es trazar un norte. Si queremos transitar esa transición se debe contemplar sacar a muchas personas de la pobreza y eso se hace utilizando los recursos que tenemos”, dice Rodríguez.

Agrega que “espero que el país aproveche los recursos, proponemos hacer una hoja de ruta de la transición energética de la mano del conocimiento técnico, esperamos que nadie se queda por fuera y se pueda aportar para conocer muy bien el país, identificar los recursos y mirar a dónde queremos llegar.”

Finlamente, sobre el Banco de Información Petrolera, que de la Agencia Nacional de Hidrocarburos pasó a ser administrado por el SGC, Rodríguez sostiene que es un recurso importante, porque “nos brinda información más allá del petróleo. La información que se almacena en el banco es útil también para la exploración de aguas subterráneas, y útil ahora que tenemos que ver cómo se captura y almacena el CO2 en el subsuelo. Es información que nos va a servir mucho para eso, incluso en la exploración geotérmica, uno de los pilares de la transición energética.”

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La seguridad energética

El anterior gobierno de Iván Duque estableció un derrotero de la Transición Energética mediante el documento CONPES 4075 de 2022, el cual tuvo como insumo las recomendaciones de la Misión de Transformación Energética que se conformó en 2019, cuyo informe se conoció un año después.

Por: AMYLKAR D. ACOSTA*

27 de diciembre de 2022.  Indudablemente, el banderazo en la grilla de partida de la Transición Energética se la dio la Ley 1715 de 2014, al dar paso a las primeras subastas de fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER). Posteriormente la Ley 2099 de 2021 amplió su alcance y el espectro de sus beneficios, desplegando el abanico de las renovables, extendiéndoselos a la eficiencia energética, a la captura de CO2, así como al almacenamiento de energía a gran escala.

La administración Petro ha querido ponerle su propia impronta a la Transición Energética, priorizando su “enfoque social”, habiendo sido este uno de los principales ejes de su programa de gobierno, y busca también darle mayor celeridad a la misma.

Desde Egipto, donde se adelantó la 27ª Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la ministra de Minas y Energía Irene Vélez presentó el cronograma que le permitirá al actual gobierno darle al país, a través de un “diálogo social” que tomará seis meses, la nueva “Hoja de ruta de la transición energética justa”. 

Colombia tiene una matriz energética primariaen la que predominan, con el 66%, las fuentes de energía de origen fósil (carbón, petróleo y gas natural). Se impone, entonces la necesidad de reducir su consumo y el camino es la electrificación de la economía, pero como ello no se va a lograr de la noche a la mañana hay que mejorar la calidad de los combustibles que consume el parque automotor, como lo viene haciendo Colombia con la mezcla de los biocombustibles y con el uso del gas natural vehicular, que es menos contaminante que la gasolina y el diésel.

Ello es muy importante, habida cuenta que el parque automotor es responsable del 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero, amén de las de material particulado que contaminan el medioambiente.

Huelga decir que el porcentaje de las mezclas de los biocombustibles, así como la sustitución de la gasolina y diésel por gas natural contribuyen a la seguridad energética del país, toda vez que reducen la importación de combustibles. Y de contera, es importante resaltar que en la medida que los cultivos de caña y palma, para producir la materia prima de los mismos, amplían la frontera agrícola, impulsando el sector agrícola.

Respecto a los hidrocarburos, advierte el ambientalista, consultor del PNUD y profesor Juan Pablo Ruiz que “si limitamos laoferta nacional de hidrocarburos porque no seguimos buscando petróleo y gas, sin reducir antes su demanda, en un futuro cercano (ocho a doce años) tendremos que importar hidrocarburos”.

Además, la demanda por petróleo en el mundo, según la Agencia Internacional de Energía (AIE) sólo se aplanará a partir del 2030 y bien dijo Keynes que toda demanda crea su propia oferta, de manera que si Colombia lo dejara de producir y exportar serán otros países, sus competidores, los que satisfarán esa demanda. Así de claro. Por ello podemos decir de los hidrocarburos que es preferible tenerlos y no necesitarlos que necesitarlos y no tenerlos, y peor que depender de los hidrocarburos es depender de su importación.

En cuanto a la matriz eléctrica de Colombia es muy diferente en su composición con respecto al resto del mundo, ya que la generación térmica participa sólo con el 30%, lo cual contrasta con el 64.9% a nivel mundial. Ello explica que mientras a nivel global el sector energético contribuye con el 73.5% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del cambio climático, en Colombia sólo contribuye con el 31% y sólo 5 puntos porcentuales por cuenta de la generación y uso de la electricidad.

Desde luego, un componente fundamental de la hoja de ruta de la Transición es la integración de las FNCER a la matriz, porque, además de contribuir a la reducción de las emisiones de GEI, la robustece y diversifica aún más, pero sobre todo porque la torna más resiliente frente al cambio climático, dada su vulnerabilidad por depender la capacidad instalada de generación en una gran proporción del recurso hídrico.

La complementariedad y el respaldo recíproco entre las FNCER y las fuentes convencionales son claves para la seguridad energética del país. Esta es una de las lecciones aprendidas de la crisis energética que sacude a los países de la Unión Europea (UE): que la Transición Energética no debe poner en riesgo la seguridad energética.

Por ello, vemos con preocupación que el atraso de la ejecución del proyecto de Hidroituango y la entrada de los parques eólicos en La Guajira, que sumados representan el 27% de la demanda de energía, además de estresar el sistema y presionar al alza los precios y por ende las tarifas de energía, como los han venido presionando, están poniendo en riesgo la firmeza y confiabilidad de la prestación de este servicio, abocándonos, de presentarse el fenómeno de El Niño, a un racionamiento de energía hacia los años 2024 – 2025.

*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE.

Minenergía busca destrabar contratos de exploración paralizados

El Ministerio identificó 381 contratos de los cuales 331 son administrados por la ANH, a su vez se identificaron 35 contratos suspendidos que cuentan con potencial de hidrocarburos y 35 contratos en fase preliminar que serán objeto de diálogo en las regiones con entidades territoriales y comunidades.

27 de diciembre de 2022.  El Ministerio de Minas y Energía dio a conocer el estado de los contratos que analiza la mesa técnica que constituyó con la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), particularmente de los 331 contratos administrados por la ANH, con lo que se busca aumentar la producción y las reservas de hidrocarburosen el país.

Los cuatro ejes en los que se centra este análisis son:

1. Unificar la cifra total de contratos con los que cuenta el país;

2. Identificar los contratos que tienen cuellos de botella u obstáculos para ser desarrollados

3. Establecer una ruta de trabajo.

4. Se identificaron los contratos en fase preliminar que necesitan acompañamiento para avanzar.

Según reportó el ministerio, de los contratos que se encuentran suspendidos, 32 ya reportaron hallazgos de hidrocarburos y contarían con recursos prospectivos si de adelanta la actividad exploratoria.

Con el fin de ayudar a viabilizar estos contratos que se encuentran suspendidos o en procesos de terminación por asuntos sociales, ambientales y de orden público, se citarán reuniones con las empresas que permitan evaluar la voluntad de estas para la potencial reactivación.

Adicionalmente se realizará seguimiento a los 35 contratos que se encuentran en fase cero o preliminar, mediante presencia en territorio acompañando la socialización de los proyectos con el objetivo de identificar los cuellos de botella y así permitir que cursen efectivamente su proceso exploratorio.

Por último, el Ministerio informó que realizará una priorización de los contratos en exploración de interés para la soberanía energética del país que puedan respaldar la Transición Energética Justa, desarrollando mesas interinstitucionales con las autoridades ambientales regionales y del nivel nacional, el Ministerio de Interior y las autoridades comunitarias para poder desarrollar las actividades exploratorias.

Sobretasa de renta no grava la extracción de gas natural

Según un informe de la Subdirección de Política Fiscal, sobre la Tasa Efectiva de Tributación para la extracción de hidrocarburos y carbón en Colombia, la reforma tributaria aumenta la carga efectiva de la extracción de hidrocarburos entre 3,8 y 15,3 puntos porcentuales.

27 de diciembre de 2022.   La tarifa efectiva de tributación (TET) empresarial es el porcentaje de las utilidades que se destina al pago de impuestos. El documento presenta una estimación de la TET para la extracción de hidrocarburos y carbón, la cual permite dimensionar la contribución actual de estos sectores al fisco, y analizar las implicaciones de las medidas contenidas en la Reforma Tributaria para su carga impositiva. El análisis es consistente con la versión de la Reforma Tributaria contenida en el informe de conciliación aprobado en las plenarias del Senado y la Cámara de Representantes.

El impacto de la reforma tributaria considera tanto las medidas específicas que tienen que ver con estos sectores, como algunas disposiciones generales que tienen un impacto significativo en ellos. En este primer caso, se consideran la no deducibilidad de regalías y la sobretasa en el impuesto de renta. En el segundo caso, se tiene en cuenta el incremento en la retención en la fuente para los dividendos girados al exterior.

De acuerdo con el informe, los resultados obtenidos muestran que la reforma tributaria aumenta la carga efectiva de la extracción de hidrocarburos entre 3,8 y 15,3 pp.

En la medida en que, en el mediano plazo, se esperan precios del petróleo cercanos a la mediana histórica, la reforma genera solamente un incremento moderado en la carga tributaria, que no desincentiva nuevas inversiones para aumentar la producción.

En el caso del carbón, el incremento de la TET es de entre 6,7 y 20,2 pp.

A pesar de que las estimaciones se realizan sobre el sector de hidrocarburos, se resalta que la sobretasa de renta no grava a la extracción de gas natural, lo cual se tiene explícitamente en cuenta a la hora de realizar las estimaciones.

Así, la reforma tributaria permitiría que la TET de estos sectores mantenga una relación positiva con el comportamiento del precio del petróleo y el carbón, pues la carga impositiva de estos sectores aumenta en épocas de bonanza, con lo cual el Estado aumenta su participación en las utilidades extraordinarias en estas coyunturas.

Según el informe, “se realizaron estimaciones complementarias para analizar la rentabilidad de los sectores tras incorporar las medidas de la reforma tributaria, mediante una aproximación al ROE. En ambos casos la rentabilidad se mantiene positiva, y sigue teniendo una relación positiva con el precio del petróleo y el carbón, según sea el caso.”