Gas, el energético de la transición y la lucha contra el hambre y la pobreza

El presidente Gustavo Petro reconoció recientemente que Colombia no puede depender energéticamente de otro país, y menos de Venezula. Pero además de la transición energética, el gas natural contribuye a la lucha contra el hambre y a disminuir la desigualdad, tres de las misiones que se ha planteado el nuevo gobierno.

Por: MARTÍN ROSAS

25 de agosto de 2022.   “El gas natural es la pieza clave para acelerar las prioridades que está liderando el nuevo gobierno en cuanto a la reducción de la pobreza y las brechas de desigualdad, en materia de seguridad alimentaria y lucha contra el hambre, transición energética, cambio climático y la industrialización de Colombia.”

Así resume Luz Stella Murgas, presidente de la Asociación Colombiana del Gas Natural (Naturgas), el papel que puede jugar el gas natural en los programas de Gobierno del presidente Gustavo Petro.

Y es que en la última década el gas natural en Colombia ha generado una verdadera revolución energética, al pasar de 1,9 millones de usuarios a superar los 10,7 millones (cerca de 37 millones de colombianos), lo que representa un ejemplo mundial en materia de penetración.

Pero tal vez lo más importante es que cerca del 60 por ciento de los usuarios residenciales son de los estratos 1 y 2, lo cual, además de reducir el consumo de leña y otros carburantes peligrosos para la salud, mejora la calidad de vida y la dieta alimentaria de los colombianos, al tener acceso a un energético económico y eficiente. De ahí que Naturgas defiende la autosuficiencia del país en materia de gas natural, pues perderla impactaría directamente a los más pobres.

No obstante este avance, Luz Stella Murgas señala que existen en el país un millón doscientas mil familias que aún, en pleno siglo XXI, usan leña, madera o carbón como combustible para cocinar. Por eso, el gremio le propone al gobierno aumentar en 30 por ciento el promedio de las nuevas conexiones al servicio que se vienen haciendo en el país, para pasar de 233.200 anuales a 303.200.

“Cada vez que se sustituye la leña por el gas natural como combustible para cocinar, es posible superar una privación de pobreza energética. Adicionalmente, los hogares que usan la leña como fuente energética deben destinar mucho más tiempo para cocinar en comparación con un hogar promedio que utiliza gas natural. Un mayor acceso al gas natural también tendría un efecto potencial en el bienestar social en términos del uso del tiempo de los hogares”, señala Mugas.

Gas, el energético de la transición

El gas natural se ha posicionado como un energético clave para la Transición Energética en Colombia debido a su disponibilidad y a sus beneficios ambientales traducidos en reducciones de hasta un 99 por ciento en el material particulado fino (PM2,5), un 75 por ciento de reducción en dióxidos de nitrógeno y, a nivel de cambio climático, su combustión representa reducciones de entre 30 y 50 por ciento del dióxido de carbono frente a combustibles líquidos como el fuel oil, la gasolina y el diésel.

En el segmento de movilidad, el país tiene un gran potencial en la reposición de equipos de carga y pasajeros, pues Colombia tiene la segunda flota de transporte de carga más vieja de Latinoamérica, incluso con camiones de más de 20 años.

Debido a los altos costos de los vehículos eléctricos y a que en transporte pesado aún no hay disponibilidad de equipos, el gas natural vehicular se convierte en la mejor alternativa hacia la transición energética y la descarbonización del sector transporte.

“Para implementar gradualmente los planes de movilidad sostenible en el país, la estrategia analizada desde este sector corresponde a modernizar la flota de transporte de carga nacional en al menos un 50 por ciento con vehículos dedicados a gas natural, lo que reduciría alrededor de 164.980 toneladas de CO2 al año; y la renovación de al menos el 40 por ciento de la flota del transporte público de pasajeros. Todo lo anterior acompañado de la reglamentación de la Ley 2128 de 2021 que permitirá acelerar la materialización estos beneficios”, señala la dirigente gremial.

Explorar o no explorar, el dilema

No obstante la importancia que el nuevo gobierno le otorga al gas natural como el combsutible que utilizan millones de colombianos en sus hogares, industrias y comercios, además del repaldo del sector eléctrico con el parque térmico, al gremio le preocupan los anuncios de no firmar nuevos contratos de exploración y producción (E&P).

“La realidad es que hay una preocupación del efecto que puede producir en la industria un anuncio como ese, pues creo que no suscribir nuevos contratos implica una desaceleración en los contratos actuales, porque las casas matrices probablemente evalúan o interpretan que la política de estado va a desacelerar la actividad de E&P y frenan un poco las inversiones que tenían comprometidas”, dice Murgas.

Además de disminuir las inversiones en el sector, Naturgas anota otra posible consecuencia en los territorios donde hay contratos vigentes: “Cuando haya que hacer consultas previas o procesos de licenciamiento ambiental o autorizaciones en las CAR, puede que tengamos un retraso en el trámite de esos procesos, y eso por supuesto retrasa las actividades en el largo plazo. Ante esas condiciones, la ministra Vélez dijo que dará una discusión más profunda en nuevos contratos, pero fue muy enfática en priorizar, en impulsar y destrabar los contratos vigentes para que la actividad se pueda dar en los tiempos”, dice y agrega:

“Es necesario suscribir nuevos contratos de exploración, porque es lo que permite tener una suficiencia a muy largo plazo, suscribir contratos per se no es el objetivo, el objetivo es que se incremente y acelere la ejecución de la actividad exploratoria, pues si no perforamos un pozo no encontramos gas, de ahí que sea necesario, uno, que se agilice la actividad de los contratos vigentes y dos, que se sigan suscribiendo contratos futuros para poder alargar la autosuficiencia de gas a largo plazo.”

Actualmente Colombia cuenta con reservas probadas de gas para ocho años, pero sumadas las reservas probables y posibles, la autosuficiencia se puede alargar a once años.  

Para Murgas, suscribir nuevos contratos no solo daría señales de confianza a los inversionistas, sino que atraería inversión extranjera directa, que le conviene a Colombia para mantener la sostenibilidad del gasto social y para el sostenimiento del desarrollo económico y social en los territorios.

“La autosuficiencia implicaría que a los más de 10 millones y medio de familias que hoy tienen gas natural le aseguremos el suministro a largo plazo. Los contratos vigentes nos permiten mantener autosuficiencia, pero la pregunta es a que tiempo queremos mantenerla: ¿a cien años, a 60, a 40 años? Si tenemos un potencial de reservas que nos puede llevar a la autosuficiencia de 100 años, vale la pena desarrollar el potencial, y esto solo se logra haciendo exploración a través de los contratos vigentes y a través de nuevos contratos que se suscriban”, dice Luz Stella Murgas, y concluye:

“La industria del gas natural está a disposición del nuevo gobierno para compartir y analizar conjuntamente la información técnica y económica asociada a este sector. Lo anterior con el ánimo de brindar insumos y elementos de juicio que le sirvan al Gobierno y a su equipo en el proceso de toma de decisiones encaminadas a garantizar el éxito de la transición energética, al tiempo que procure por la seguridad energética de Colombia a precios asequibles para los hogares, comercios e industrias que hoy se benefician de este energético limpio”.

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