Colombia: Nubarrones en el horizonte del sector de oil & gas

Si bien el 2022 cerró con buenos resultados para el sector petrolero colombiano, el 2023 comenzó con indicadores a la baja.

Efectivamente, el año pasado se perforaron 68 pozos exploratorios, el mayor número de los últimos cuatro años, con un crecimiento del 113% frente a 2021, cuando se perforaron 25; la producción tuvo un promedio anual de 754 mil barriles diarios; mientras el precio promedio del crudo fue de 101 dólares por barril, lo que le permitió a Colombia tener exportaciones de petróleo y derivados por 19.000 millones de dólares, el equivalente a cuatro reformas tributarias.

En consecuencia, la contribución a las regiones a través de regalías también aumentó a 10,7 billones de pesos, las más altas de los últimos veinte años, y Ecopetrol, la mayor empresa del sector, registró resultados históricos.

Pero desde finales del año pasado se ven nubarrones en el horizonte del sector de oil & gas colombiano. La actividad de taladros ha venido cayendo desde noviembre de 2022, cuando estaban activos 155 a 142 en febrero de 2023, una disminución de 13 equipos. La producción de crudo también pasó de 785 mil barriles diarios en diciembre de 2022, la más alta del año pasado, a un estimado de 760 mil barriles en febrero pasado, según datos preliminares.

De acuerdo con el recién publicado Balance Petrolero, elaborado por la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios de Petróleo, Gas y Energía (Campetrol), el entorno negativo nacional se debe a los riesgos de viabilidad y seguridad en las operaciones (caso Emerald – 2 de marzo de 2023- más dos campos parados en Arauca), por incidentes de orden público, que reducen los incentivos de los inversionistas del sector. En consecuencia, las empresas han solicitado la terminación de cerca de 60 contratos ya firmados con la Agencia Nacional de Hidrocarburos.

Además,  por la incertidumbre generado por el Gobierno ante la negativa a firmar nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, se ha generado desconfianza en el futuro de la industria O&G del país.

En efecto, “en el cuarto trimestre de 2022 la Inversión Extranjera Directa (IED) del sector petrolero en Colombia fue de 416 millones de dólares. Lo anterior evidencia una contracción del 46%, con respecto al trimestre anterior ($768 millones de dólares) y una disminución del 5% frente al mismo trimestre de 2021”, señala el informe.

De acuerdo con Campetrol, esos “menores niveles de inversión podrían significar disminución en los taladros activos (mantenimiento y perforación) y, por tanto, menores niveles de exploración y producción de petróleo”, como efectivamente ya se está viendo al comienzo del año.

Nelson Castañeda, presidente Ejecutivo de Campetrol, señaló que la inversión petrolera internacional en la región la están capturando países como Ecuador, Guyana y hasta Venezuela, por lo que señaló que, “en paralelo con la transición energética, la economía colombiana requiere mantener activos sus sectores más relevantes, los que aportan al crecimiento del PIB, de las exportaciones, empleos, impuestos, regalías, encadenamientos productivos en el territorio e inversión extranjera directa.”

El dirigente gremial resaltó la importancia económica del sector O&G, el cual en el periodo 2011-2021 representó en promedio el 6% del PIB nacional anual, el 43% del total de las exportaciones, el 26% de la Inversión Extranjera Directa y el 9% de los ingresos totales del Gobierno Nacional.

Según el informe del gremio, el entorno internacional tampoco ayuda. Los precios del crudo Brent han caído este año hasta los 79 dólares por barril a finales de marzo, mientras persiste la guerra entre Rusia y Ucrania y las restricciones productivas contribuyen al declive en los precios.

Pese a esos nubarrones que se ciernen sobre el horizonte de la industria de los hidrocarburos en Colombia, “desde Campetrol seguiremos siendo el puente técnico hacia el Gobierno y demás instituciones en pro del desarrollo del sector en el país, así como de una transición energética ordenada, que genere crecimiento y desarrollo económico sostenible”, concluyó Castañeda.