Colombia: Petroleros piden al Gobierno reevaluar la política minero energética

Al cierre de la V Cumbre del Petróleo, Gas y Energía, que se realizó en Bogotá del 15 al 18 de noviembre, el presidente Ejecutivo de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP), Francisco José Lloreda, hizo una férrea defensa del sector, en contra de las políticas del gobierno de querer marchitar la industria de los hidrocarburos.

18 de noviembre de 2022.   “El petróleo, el gas natural y el carbón no son el enemigo. El enemigo son los gases que atrapan calor en la atmósfera más allá del nivel necesario para garantizar la vida en el planeta; entre ellos el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrato y el vapor de agua”, dijo Lloreda en un aparte de su discurso de clausura.

Se refería a la satanización que el presidente Gustavo Petro ha hecho del sector desde que estaba en campaña, y ahora en escenarios internacionales, calificándolo de enemigo de la humanidad.

“Qué hacer cuando quien debe dar ejemplo y sindéresis fustiga a diario una actividad económica legal y fundamental para el país, con calificativos denigrantes y argumentos falaces. El petróleo no es veneno y no es cierto que no genere empleo: qué dirán las 100.000 personas que trabajan en la industria y los 500.000 en toda la cadena. ¿No existen, no importan? Sin contar el empleo que generan los recursos que aporta la industria”, se preguntaba el dirigente gremial en su intervención.

Y agregaba que “destruyendo la industria del petróleo y gas en Colombia no se evitará la debacle universal ni la extinción de la especie; cosa distinta es que responda a un discurso predominante y que sea políticamente atractivo, pero eso no lo convierte en verdad. Ese tipo de posturas -que no admite visión ni opinión en contrario- entorpece el entendimiento. Con un agravante, muchos de quienes pontifican a favor del respeto a las ideas ajenas y al diálogo social y con las comunidades, son los más intolerantes. De ahí la necesidad de reconsiderar las posiciones extremas.”

Y es que si bien el gobierno tiene como uno de sus discursos bandera el de la lucha contra el calentamiento global, para lo cual plantea una transición energética acelerada, eliminando el petróleo, el gas y el carbón; no tiene en cuenta que el país apenas aporta el 0,4% de los gases de efecto invernadero, y que estos además no provienen en su mayoría del sector energético, sino de la deforestación, el cambio de uso de la tierra y las actividades agropecuarias.

Por el contrario, el sector minero energético representa más del 40% de las exportaciones del país y es una fuente crucial de divisas, ingresos por regalías, empleos y contratación de bienes y servicios.

“No nos engañemos: una transición mal hecha implica un sacrificio descomunal en desarrollo social”, dijo Lloreda.

Recordó cifras que presentó el exministro Mauricio Cárdenas, en cuanto a que el costo de la transición energética en Colombia podría ser de $30.000 millones al año, entre 8 y 11 puntos del PIB por año hasta el 2050, cuando en el mejor de los casos la inversión del país es de 3 o 4 puntos.

“La pregunta es, entonces, ¿cómo financiar la transición al tiempo de atender tantas necesidades sociales? ¿Cómo hacerlo al tiempo en que se grava de manera excesiva la principal fuente de ingresos del Estado? ¿De dónde saldrán los recursos para ambos frentes si se marchita a la industria del petróleo y gas?”

Por eso insistió en hacer una transición energética responsable, alineada con una diversificación de las exportaciones que solo debe considerarse a partir de una transformación productiva en la que la economía crezca. Y una transición fiscal que permita eventualmente sustituir los recursos que la industria le aporta al país.
“Pero sin sacrificar la seguridad y la soberanía energética, ni renunciar a exportar petróleo y gas. Y menos, el derecho de millones de colombianos a vivir mejor. Lo dice la economista Mariana Mazuccato: ‘Para distribuir riqueza hay que generar riqueza”, señaló.

Y es que con la recién aprobada reforma tributaria, el sector minero energético es de los más goleados, pues se eliminó la deducibilidad de las regalías y se impuso una sobretasa a las exportaciones de crudo, con lo cual el government take quedó por encima del 85%, uno de los más altos del mundo.

“No puede taparse el sol con las manos: ha habido desinversión, se han ido empresas importantes y, en este momento, se juntan la reforma tributaria, la incertidumbre exploratoria, el Acuerdo de Escazú, varios misiles de iniciativas de ley en contra de la industria, y la exacerbación de la llamada ‘conflictividad’ en las regiones, con una autoridad precaria y una policía humillada”, recalcó Lloreda, y agregó:

“Tan importante como no detener la dinámica exploratoria del país es ejecutar los contratos existentes de exploración y producción. Y que las amenazas señaladas se disipen. Es ahí donde la voluntad política y la articulación de las entidades es fundamental; así lo entiende la ministra de Minas y Energía y el presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, quienes están trabajando para sacar adelante esos contratos. Para optimizarlos y para destrabar los suspendidos.”

Finalmente, Lloreda llamó la atención sobre la soberanía y la seguridad energética del país, atendiendo a la experiencia reciente de Europa, especialmente de Alemania, a raíz del bloqueo energético por parte de Rusia.  

“En caso de no ser posible para un país ser autosuficiente en energía, el proveedor externo debe al menos ser confiable. Esa lección no podría ser más oportuna cuando algunos insisten en importar gas de Venezuela, teniendo gas en Colombia. No creo sinceramente que nadie en Colombia piense que Maduro es más confiable que Putin; la experiencia indica que es mala paga y que no cumple. La economista Agnia Grigas sugiere mejor seguir el ejemplo de Noruega, que teniendo una matriz local limpia continúa produciendo y exportando petróleo y gas natural al mundo.

“Colombia puede avanzar en una agenda de transición integral y desarrollar otras fuentes de energía fortaleciendo su industria del petróleo y gas. Es lo que están haciendo los demás países productores.

“Pero no: pareciera que se le quiere forzar a recorrer el camino doloroso de Europa pese a las voces de alerta que se escuchan con fuerza desde distintos sectores sociales, políticos y académicos. Voces que le piden al Gobierno y al Congreso examinar con el mayor cuidado el efecto de una política que -como está planteada- le causará un daño irreparable a nuestro país.”

8 Comments

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