Urge hacer una subasta de cargo por confiabilidad: ANDEG

Los tiempos se han alargado y las dificultades han aumentado para realizar cualquier proyecto de infraestructura en energía, por lo que es urgente estructurar una nueva subasta para suplir la nueva demanda a partir del 2024.  

Por: MARTÍN ROSAS

12 de mayo de 2022.   No hay tiempo que perder. La reactivación económica, la incertidumbre de Hidroituango, el atraso en la expansión de redes (Colectora), los mayores tiempos en la construcción de plantas y hasta la variabilidad climática y la situación internacional, son solo algunos de los factores que, a juicio de Alejandro Castañeda, director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (ANDEG), obligan a que se haga cuanto antes una nueva subasta de cargo por confiablidad.

De no hacerse, el país comenzaría a ver situaciones críticas de oferta de energía desde 2024 hacia delante.

Si bien los proyectos asignados en las últimas subastas tanto de cargo por confiabilidad como en energías renovables están próximos a entrar, como el caso de las ampliaciones y nuevas térmicas como Termocandelaria, Tesorito, Termorubiales y TermoEBR, además de los proyectos de energía renovable eólica y solar en la costa Caribe, que se espera estén culminadas hacia 2024, al gremio generador le preocupa que para esa fecha ya exista una nueva demanda que se debe entrar a satisfacer.

Pero esa expansión se enfrenta a nuevos problemas. Primero, un entorno internacional de crisis que también se refleja en Colombia, pues, por un lado, los precios del gas y el carbón han tenido alzas exageradas; por otra parte, las dificultades de financiación para térmicas a carbón; la casi imposibilidad de conseguir proveedores de equipos para esta tecnología; pero lo más grave es la demora en el suministro de equipos para cualquier tipo de tecnología, por los problemas logísticos y de escasez de materias primas a nivel global.

Eso ha llevado, dice Castañeda, a que los proveedores, que antes se demoraban entre 24 y 28 meses en entregar equipos, ahora se estén tardando 50 meses, más de cuatro años después de entregada la orden de producción, a lo que hay que añadirle los tiempos de consultas previas, licencias ambientales y cierre financiero de los proyectos.

Es decir, si se aprobara un proyecto de generación hoy, estaría entrando a operar dentro de seis u ocho años. Por todas estas razones es que ANDEG concluye que se debe estructurar y socializar ya una subasta de cargo por confiabilidad, y que el próximo gobierno entraría a convocar, pues los tiempos se han ajustado.

“Viendo las asignaciones que se dieron para los años 23-24 y 24-25 estamos con la energía apenas para cubrir esos años; es decir, lo existente más lo nuevo que está entrando, y las renovables de La Guajira que deben entrar en 2024, aunque ahí está pendiente el tema de Colectora; pero con esas asignaciones, lo que estamos viendo es que para el 25-26 y luego 26-27 ya  se necesita nueva capacidad de energía firme, la que soporta el cargo por confiabilidad”, dice Castañeda y agrega “que se necesita nueva capacidad del orden de 400 Mw para el primer año y de cerca de 1.000 Mw para el segundo”.

Justamente, el crecimiento de la demanda es otro factor que genera incertidumbre; pues pese a que en el último análisis de proyección realizado a mediados de 2021 por la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME), ya consideraba la recuperación y el crecimiento económico, no reflejó el comportamiento del ultimo año que ha sido bastante bueno.

Como ejemplo, Castañeda señala que entre 3 y 4 meses del último año la demanda estuvo por encima del escenario alto de la UPME; luego lo que se espera es que se revise hacia arriba, sobre todo con una expectativa de crecimiento del PIB de 5,8% para este año.

Planeación a más largo plazo

Justamente, Christian Jaramillo, director de la UPME, reconocía en un certamen de generadores que la entidad se durmió en los últimos años, planeando como se hacía para los tiempos de hace 20 años, con un escenario de 5-6 años, pero la realidad está mostrando que cualquier proyecto lineal se está demorando entre 6 y 8 años, luego el país está en mora de actualizar la red de distribución.

Jaramillo señalaba, por ejemplo, que la infraestructura de transporte de la costa funciona para lo que hay hoy, pero si se está pensando en adicionar entre 2 y 3 Gw de eólica, que es lo que tiene previsto el Ministerio de aquí al 2030, no hay capacidad para recibir esa energía y distribuirla y menos para trasladarla al interior del país.

Castañeda dice que “nos hemos demorado en actualizar la red y además la conflictividad social le pega mucho a los proyectos de distribución y generación. Tenemos potencial de renovables en zonas muy complejas, como La Guajira. Además de Colectora, todos los proyectos en ejecución están demorados por comunidades o por socialización, porque les bloquean, porque no pueden entrar, etcétera.”

Agrega que la consulta previa a comunidades es un tema que el próximo gobierno debe entrar a solucionar pronto, “porque, en general, hacer un proyecto de infraestructura en el país se volvió un caos, se volvió difícil ejecutarlo. La ANLA, por el contrario, ha mejorado mucho en la expedición de licencias ambientales, pero lo que tiene bloqueado ahora es el tema social, y lo triste es que desde hace unos ocho años los gremios del sector de infraestructura le propusieron al gobierno un proyecto de ley de consultas previas. Hoy en día hay decretos que cada quien interpreta, pero una ley no existe, y la Corte Constitucional lo que dijo en su momento fue que el legislador es el que tiene que dar la pauta sobre la consulta previa, pero aquí la consulta se volvió un tema extorsivo. Lo que dice el acuerdo de la OIT, al cual Colombia esta suscrito, es que la consulta previa no es una arma para vetar proyectos, tiene que hacerse para saber qué expectativas tiene la comunidad, pero no puede ser una herramienta para bloquear proyectos; entonces yo creo que al nuevo gobierno le toca tomar cartas en el asunto, de lo contrario nos vamos a enredar mas”.

Combustibles fósiles

Si bien Castañeda reconoce que se debe seguir avanzando en la Transición Energética hacia fuentes de energía renovable, la intermitencia de estas no aseguran firmeza, por lo que se debe pensar en seguir utilizando las térmicas para el respaldo del sistema, como lo han venido haciendo luego del Apagón de 1992.

Pese a que las tecnologías de carbón han avanzado para emitir al mínimo y captar carbono, al tiempo que los costos han bajado, a nivel global se enfrentan con la falta de financiación y la dificultad para conseguir equipos.

No obstante, dadas las enormes reservas y la calidad del mineral con que cuenta Colombia, el país está en mora de definir una política de Estado frente a este energético. Definir si lo utiliza para generación, le da otros usos o definitivamente lo deja enterrado. Australia, por ejemplo, lo está gasificando y generando hidrógeno azul, adicionándole la captura y almacenamiento de carbono.

Y es que definir una política de combustibles fósiles es importante por lo que ello implica en la generación de energía. En el caso del carbón, este es el que determina el precio de los contratos de mediano y largo plazo luego de las hidroeléctricas.

Para el caso del gas natural, si se aplica una política de restricción a la exploración y explotación de hidrocarburos, las térmicas, que a hoy les resulta casi imposible obtener contratos de largo plazo en el mercado nacional, quedarían expuestas a las importaciones, con los riesgos que implican las cotizaciones internacionales y que se reflejarían en las facturas de la electricidad, además de la dificultad de tener contratos de largo plazo.

Regulación, otro tema pendiente

En cuanto a regulación, Castañeda reconoce que hay pendientes muchas cosas. “Creo que la hoja de ruta de la Misión de Transformación Energética planteó varias cosas que deberíamos hacer, lamentablemente ese ejercicio demoró mucho tiempo, casi dos años, y muchas cosas que el sector sabía que tenían que hacerse se represaron esperando los resultados de la Misión”.

Como ejemplo señala la profundización en el tema de contratos de energía eléctrica, ajustes a la formación en los precios de bolsa, que es básicamente la incorporación de mercados intradiarios y en tiempo real.

“Estamos hablando de eso desde hace 8 años y se necesita no solo por las térmicas sino para las renovables, pues lo que permite este tipo de profundización en el mercado es mayor flexibilidad a todas las tecnologías y la que necesita mas flexibilidad es la renovable”, dice.

“Hoy el renovable está expuesto a que si se desvía frente a su generación las penalidades son altas; estos mercados entre más cortos en tiempo lo que hacen es que se pueden ajustar mucho mas rápido a la realidad de su generación”, concluye.

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