El carbón colombiano la está viendo negra

Desde el estallido de la huelga en El Cerrejón me dí a la tarea de examinar el contexto y el escenario en el que se da este conflicto laboral, al final del cual, me atrevo a anticipar, sólo habrá perdedores y estos serán no sólo las partes enfrentadas, la empresa y el Sindicato, sino sus grupos de interés.

Por: AMYLKAR D. ACOSTA*

15 de septiembre de 2020.   Del pulso laboral de El Cerrejón saldrán perdiendo también la región y el país, tanto por el empleo y los ingresos que dejarán de devengar los 11.000 trabajadores vinculados directa o indirectamente a la operación, como el menor recaudo de impuestos y los menores ingresos por concepto de regalías. Veamos:

Colombia posee enormes reservas de carbón térmico de excelente calidad. Las reservas medidas superan las 6.000 millones de toneladas, con un alto poder calorífico, bajo contenido de azufre y cenizas, que lo tornan muy apetecido en los mercados internacionales. El 82% de esas reservas (4.981 millones de toneladas) se concentran en los departamentos de Cesar y La Guajira.

Colombia ocupa entre el 4º y 5º lugar como exportador de carbón y, a diferencia de sus competidores, el país registra un bajo consumo del mismo, pues más del 95% lo exporta, convirtiéndose en el segundo renglón de exportación después del petróleo, con una participación del 18%. En 2017 se llegaron a exportar 90,5 millones de toneladas, constituyéndose en un récord histórico, de las cuales más del 90% provinieron de las minas del Cesar y La Guajira.

El mercado y los precios del carbón, al igual que las demás materias primas, responden a ciclos de expansión y alzas seguidos por su contracción y bajas. Entre 2003 y 2012 se registró un largo ciclo de precios altos, aupados  por la gran demanda de China e India, cuyas economías venían creciendo a un ritmo de dos dígitos y se comportaron como verdaderas aspiradoras de materias primas.

En 2011 el precio del carbón llegó a US $102,35 la tonelada. Luego vendría el que yo he llamado el cuarto menguante del auge minero-energético, concomitantemente con la contracción del mercado y la destorcida de los precios.

Se suele decir que el optimista es aquel que ve el vaso medio lleno y el pesimista aquel que lo ve medio vacío, pero para los economistas importa más saber si el vaso se está llenando o se está vaciando, es decir la tendencia.

Pues bien, hay un antes y un después del 2015, signado por los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por la comunidad internacional y por el Acuerdo de París en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), que tienen como propósito fundamental la descarbonización de la economía global. Esta conlleva una drástica reducción del consumo de las fuentes de energía de orígen fósil, principalmente del carbón térmico, ahora en el lado equivocado de la historia, traduciéndose en una tendencia sostenida a la baja del precio, que hoy oscila arededor de US $40 la tonelada, 58% por debajo del precio de hace apenas dos años.

El mundo le da la espalda al carbón

El ministro de Minas y Energía Diego Mesa, pensando con el deseo, afirmó recientemente: “no le vamos a dar la espalda al carbón”. Pero, realmente es el mundo entero el que le está dando la espalda al carbón y está tomando distancia de este. Y no es para menos, pues ya a mediados de 2019 lo advirtió el entonces presidente de El Cerrejón Guillermo Fonseca: “El carbón está en declive y la compañía está sufriendo… los precios cayeron y su mina está en el lado equivocado del Canal de Panamá”. Y fue más lejos en sus malos presagios, al señalar que estamos ante “una contracción estructural”, que “en los próximos 5 años la demanda de carbón del mercado del Atlántico (Europa, Mediterráneo y las Américas) se va a contraer a la mitad”.

Y para allá vamos, con el agravante que los carbones de Colombia no compiten en el mercado asiático, que es el que todavía se mantiene, por los altos costos del flete.

A la contracción del mercado le sigue la reducción de la producción, que ha pasado de 84,3 millones de tonaladas en 2018 a 80,3 millones en 2019 y este año llegará a los sumo a las 65 millones de toneladas.

Como lo sostiene la multinacional PRODECO, empresa que extrae carbón en el Cesar, en comunicación enviada a la Agencia Nacional de Minería (ANM) solicitando autorización para la suspención de operaciones por los próximos 4 años, que se vendría a sumar al cese de operaciones de otra minera en el Cesar, la Colombian Natural Resources (CNR), “la demanda de carbón térmico la determina la demanda de capacidad de generación de electricidad con carbón más la demanda de los sectores del cemento y el industrial. En los sectores de energía y mercado industrial, el carbón térmico compite con el gas natural y cada vez más con la generación de energía renovable eólica y solar.

“Esta tendencia ha sido más significativa en Europa, donde el precio del carbón se grava sobre las fuentes de emisiones desde que se estableció en 2005 el régimen de comercio de emisiones de la Unión Europea (UE).

“A medida que las fuentes de generación renovables se han incrementado y vuelto más competitivas, se ha impulsado el cierre de las estaciones de energía a carbón. Entre 2010 a 2019 se han cerrado 39 GW de capacidad europea de generación a carbón y se proyecta cerrar 52 GW más hasta el 2030.

“La reducción en la capacidad de generación ha producido una demanda decreciente de carbón importado en Europa y en el mercado más amplio del Atlántico”. Aunque la ANM negó dicha solicitud, PRODECO insiste y le está pidiendo que reconsidere su decisión.

A tomar atenta nota

De ello hay que tomar atenta nota, como ya lo han hecho las propias empresas carboníferas, tanto es así que dos de los tres socios de El Cerrejón están de salida de la industria del carbón y se están alineando con la Transición Energética desde las fuentes de orígen fósil, altamente contaminentes, hacia las fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) y limpias.

Billiton, la empresa minera más gigante del planeta, se adhirió al Acuerdo de París y “reconoce el cambio climático y renuncia al carbón”. Entre tanto, Glencore resolvió “dar prioridad a sus inversiones para producir materias primas esenciales para la Transición Energética”. Ambas están en retirada de la industria del carbón, desinvirtiendo y reconvirtiéndose para poder sobrevivir.

Tanto el Gobierno Nacional como los territoriales deben tomar atenta nota de estas megatendencias y actuar en consecuencia. El país y la región tienen que diversificar su estructura productiva, sus exportaciones y el destino de estas no puede seguir dependiendo de los vaivenes de la actividad extractiva.

Tanto el petróleo como el carbón, como dice Christine Figueres, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, tuvieron “su momento de sol, pero hoy ya están en el atardecer y tenemos que prudentemente buscarle alternativas rápidas ya”.

Llegó la hora de emprender en serio la reconversión laboral y la transformación productiva como Política de Estado y no como política de gobierno.

*Exministro de Minas y Energía y miembro de la ACCE.

Deja una respuesta