En un documento conjunto, un grupo de ocho países balcánicos solicitó a la Unión Europea “soluciones combinadas de electricidad y gas” en la transición a emisiones netas cero para 2050.
26 de mayo de 2020. “El papel del gas natural en una Europa climáticamente neutral” fue titulado el estudio y está firmado por Bulgaria, República Checa, Grecia, Hungría, Lituania, Polonia, Rumania y Eslovaquia.
La petición presenta el caso del gas fósil en la transición lejos de la energía del carbón, que es una forma dominante de electricidad en muchos estados miembros del este de la Unión Europea (UE). Cuando se reemplazan los combustibles fósiles sólidos, el gas natural y otros combustibles gaseosos como el biometano y los gases descarbonizados pueden reducir las emisiones de manera significativa, argumentaron.
La Comisión Europea considera que la electricidad satisfará el 53% de la demanda energética del bloque para 2050, a medida que avance hacia la reducción de emisiones a cero neto. Eso deja al menos un 40% para otros portadores de energía, como los combustibles gaseosos que, según Bruselas, tendrán que descarbonizarse por completo, para alcanzar el objetivo declarado de la UE de convertirse en un clima neutral para 2050.
El gas natural ha sido uno de los principales impulsores de la rápida transición de Europa, y también está demostrando un valioso respaldo para la generación variable de electricidad renovable a partir de la energía eólica y solar.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del sector eléctrico cayeron 12 por ciento en 2019, lideradas por una fuerte disminución en la generación de energía por medio de carbón, reemplazada la mitad por gas natural y la mitad por energías renovables, según datos recientes.
Pero la industria del gas también se está posicionando para el largo plazo, con planes de cambiar a biometano e hidrógeno, y usar su red para almacenar energía durante el invierno, cuando la demanda es más alta.
“En el futuro, los gases renovables y descarbonizados reemplazarán gradualmente al gas natural, creando nuevas oportunidades para los sectores industrial y energético y reduciendo los riesgos de un efecto de bloqueo”, señalaron los ocho países en el documento conjunto.
El respaldo de Europa del Este para el gas natural puede sonar sorprendente proveniendo de un grupo de países que durante mucho tiempo han estado preocupados por el dominio de Rusia en los mercados de gas de la UE.
Sin embargo, los mercados del gas se han vuelto más líquidos en la última década, con más gasoductos y centros de negociación que han provocado la caída de los precios y el flujo del gas más rápido donde es necesario, en gran parte gracias al financiamiento de la UE.
A medida que Europa avanza hacia las emisiones netas cero, los ocho países argumentaron que esta infraestructura debería reutilizarse para transportar gas bajo en carbono y permitir la descarbonización al menor costo.
Lo que más temen ahora los países del este de la UE es la falta de fondos para nuevos proyectos de infraestructura, particularmente a raíz de la crisis por la COVID-19.
“La interrupción del apoyo para un mayor desarrollo de la infraestructura de gas hará muy difícil para muchos estados movilizar suficiente inversión para cubrir las necesidades masivas de proyectos clave de infraestructura energética”, indicaron en el documento conjunto.