En la presentación del más reciente Informe del Sector Gas Natural en Colombia, InfoGas 2023, el presidente de Promigas, Juan Manuel Rojas, llamó la atención por la estrechez del mercado de gas natural, con reservas para apenas siete años, las más bajas de los últimos 17 años, por lo que invitó a desarrollar todas las alternativas de abastecimiento.
“Colombia pasó de la abundancia a la escasez de gas natural”, fue la advertencia que hizo el presidente de Promigas en la presentación anual del Informe del Sector. “Tenemos un mercado estrecho, por lo que debemos aumentar la oferta”, dijo Rojas.
En ese sentido, llamó la atención sobre el potencial de reservas de gas natural que tiene el país, tanto en tierra como en el off shore e hizo la invitación a desarrollarlas con nuevos contratos de exploración y explotación, al tiempo que se consolidan las alternativas de importación con la ampliación de la planta de regasificación de Cartagena como con la construcción de la de Buenaventura, y no desechó la posibilidad de traer gas de Venezuela.
Rojas puso como ejemplo de la fragilidad del suministro la reciente emergencia que sufrió el suroccidente colombiano por causas geológicas, que obligaron al corte del servicio a ocho millones de usuarios, y las actuales restricciones que padece el Caribe colombiano por dificultades en los campos de Córdoba.
Esto se da, pese a que Colombia es uno de los casos de éxito mundiales en el crecimiento y cubrimiento del gas natural.
Efectivamente, al cierre de 2022 el país superó el hito de 11 millones de usuarios conectados al servicio (entre 36 y 40 millones de personas), alcanzando una cobertura cercana al 70%, una cifra que muy pocos países en el mundo pueden exhibir. De éstos, cerca de 10,8 millones son hogares, de los cuales el 85% pertenece a los estratos 1, 2 y 3 quienes utilizan el gas principalmente para cocción de alimentos o calentamiento de agua. Alrededor de 210 mil usuarios, corresponde a clientes comerciales e industriales.
Además, en los últimos años, el 10% de la energía eléctrica consumida en el país se generó en termoeléctricas que utilizan gas, aportando confiabilidad al sistema energético.
El Informe hace especial énfasis en la necesidad de incluir al gas natural en cualquier portafolio de suministro, dado que es un energético firme en generación eléctrica y confiable para la industria y el consumo residencial, con menores costos que los combustibles líquidos, mientras produce menos emisiones de gases de efecto invernadero por unidad
No obstante, las reservas probadas en Colombia en 2022 cayeron a 2,8 tera pies cúbicos (Tpc), que representan 7,2 años de autosuficiencia. El nivel más bajo de los últimos 17 años y prende las alarmas respecto del abastecimiento.
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Por eso, Rojas señaló que el país pasó de la abundancia a la escasez de gas natural y llamó la atención de tener en cuenta todas las fuentes: aumentar la exploración en tierra y en el off shore, insistir en la construcción de la regasificadora del Pacífico y hasta una eventual importación de Venezuela.
Los yacimientos costa afuera, con un potencial estimado de 30 Tpc plantean retos significativos como regulación para su producción, aseguramiento de demanda y precios competitivos.
De igual forma, Rojas señaló que en el interior se hace necesario continuar con la exploración de recursos en el piedemonte llanero, las cuencas Cesar-Ranchería – Catatumbo, dado que se estima que en las mismas existe un potencial gasífero significativo, a pesar de los retos en materia de seguridad, licenciamiento y con comunidades.
Otra alternativa de abastecimiento es la importación de gas natural licuado (GNL). La infraestructura de Cartagena tiene una capacidad de regasificación de 400 MPCD, que le permite al sistema eléctrico colombiano confiabilidad y flexibilidad en la entrega hasta el 2031 por la prórroga de los contratos entre las térmicas y la planta de regasificación.
Según Rojas, la planta de Cartagena puede ampliar su capacidad de regasificación en 180 MPCD a partir del segundo semestre de 2026, pero podría haber una ampliación temprana de 50 MPCD a finales de 2024, en caso de ser necesario.
En cuanto a la conexión de los dos sistemas de transporte, el de la Costa y el del Interior, señaló que está funcionando desde marzo pasado con una capacidad de 50 MPCD en ambas direcciones. No obstante, esta capacidad se podría ampliar a 170 MPCD, pero se requiere que la CREG defina la remuneración de las ampliaciones en compresión, que costarían entre 80 y 100 millones de dólares.
“El reto más importante es asegurar el gas natural en la matriz energética de Colombia. Para ello es necesario seguir explorando y desarrollando recursos propios, ampliar la infraestructura de importación, continuar fortaleciendo la confiabilidad de los sistemas, mientras seguimos invirtiendo en la reducción de la pobreza energética de nuestros ciudadanos”, afirmó Rojas.
¿Cuánto le costaría al país prescindir del gas natural?
El informe presentado por Promigas contiene un resumen de la investigación “Costos de frenar la exploración de gas natural en dos escenarios de transición energética en Colombia”, trabajado en conjunto con Fedesarrollo y en la cual se analiza el escenario hipotético y el costo que representaría para Colombia el no contar con el gas natural.
El primer escenario analizado consiste en frenar la nueva exploración, no construir nueva infraestructura de importación, desmantelar y sustituir la generación eléctrica a gas natural por eólica, e impulsar la electrificación sustituyendo el consumo de gas natural en los sectores residencial e industrial. En este escenario el costo total que debería asumir el país supera los $ 112 billones, el equivalente a seis reformas tributarias como la aprobada en diciembre de 2022.
Un segundo escenario consiste en frenar la nueva exploración, pero ampliando la infraestructura de importación y manteniendo la capacidad de generación eléctrica a gas y el consumo de este energético en industria y hogares. En este escenario el costo total sería de $5,14 billones. Todo esto representaría un aumento del 25% en la tarifa final del servicio de gas, impactando negativamente a los hogares más pobres.
Al respecto, el Informe resalta que una transición energética justa, debe minimizar impactos negativos sobre nivel de bienestar de grupos más vulnerables. De ahí que se requiere trabajo articulado del sector para sentar las bases para una transición ordenada, responsable y sostenible, que permitan facilitar acceso de más comunidades al gas natural, especialmente a los cerca de dos millones de hogares que aún usan leña.