Sector energético colombiano lanza SOS

Voceros del sector energético colombiano comenzaron a encender las alarmas sobre el futuro de este importante renglón de la economía.

Los llamados al Gobierno se hicieron en el 15º Congreso de Energía que organizó el pasado 11 de abril la Asociación Colombiana de Energía Eléctrica (Acolgen).

El exministro Mauricio Cárdenas llamó la atención sobre los costos y los riesgos para el país de una transición energética acelerada y orientada más por temas ideológicos que técnicos.

Cárdenas comenzó por señalar que Colombia no es parte del problema climático mundial y menos su matriz energética, que en más del 75% es limpia; sin embargo, el país se ha embarcado en unos compromisos internacionales de reducción de emisiones demasiado ambiciosos y sin tener en cuenta los costos y los riegos que esto representa para las finanzas públicas y la seguridad energética.

Se estima que para lograr la ambiciosa meta de reducción de emisiones del 51% al 2030 Colombia debe invertir el 8% del producto interno bruto (PIB) anualmente.

“Debemos ser muy conscientes de que la seguridad energética es el pilar sobre el cual se debe edificar la transición energética. Y en el caso nuestro, tener seguridad con bajos costos de la energía”, dijo Cárdenas.

Las preocupaciones del sector están alimentadas por los mensajes contradictorios de los voceros del Gobierno y la falta de un norte claro en materia energética. Efectivamente, mientras por un lado el ministro de Hacienda no descarta la firma de nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, el presidente Gustavo Petro insiste en que el país debe eliminar el carbón, el gas y el petróleo de su economía, pese a que son la principal fuente de recursos para las finanzas públicas y la que aportaría los medios económicos para la transición energética.

Al sector también le preocupan la falta de una definición en la ruta de la transición energética, pues inicialmente el Ministerio de Minas y Energía había dicho que en mayo saldría la hoja de ruta, pero en su presentación la ministra Irene Vélez dijo que hasta febrero de 2024 se tendrían las acciones que se ejecutarían para esa política.

Lo anterior sumado al debilitamiento institucional, frente a las intenciones del Ejecutivo de intervenir las tarifas de energía y al nombramiento de los nuevos miembros de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), que están como provisionales y son funcionarios del Ministerio, lo que afecta su independencia; además de los bloqueos a los proyectos por parte de las comunidades y el retraso en las licencias ambientales.

En síntesis, la falta de una política energética clara, la inestabilidad institucional, la inseguridad jurídica y el retraso en los proyectos están dando una mala señal a los inversionistas, por lo que la presidente de Acolgen, Natalia Gutiérrez Jaramillo, señaló que “la transición energética está en cuidados intensivos.”

Gutiérrez, aseguró que en este momento un proyecto que debía demorarse cuatro años en ejecutarse, se puede tardar hasta ocho años para entrar en operación.

“Estas demoras implican no sólo una señal negativa para atraer nuevas inversiones, sino que los colombianos no contarán con mayor oferta que permita tener unos precios más competitivos”, dijo en la inauguración del Congreso Anual de Energía.

Y las cifras lo corroboran. Según XM, en los últimos años han entrado 1,5 gigas watios al mercado, una cifra muy inferior a lo que se esperaba, pues para 2020 entró solo el 16 % de la capacidad esperada; en 2021 el 7 % y en 2022 el 28 %.

Para Gutiérrez, es necesario acelerar los proyectos y enviar mensajes correctos en materia regulatoria. “Sí, tenemos más oferta eléctrica, tenemos más confiabilidad y mejores precios. Intentar es avanzar, pero no es suficiente. Necesitamos un mayor compromiso de todos los colombianos para que los proyectos de generación entren pues nos van a traer grandes beneficios”.

Por otro lado, agregó que “el aumento de impuestos a los proyectos renovables que se desarrollan en Colombia envía mensajes contradictorios. Si revisamos lo que se incluyó en la Reforma Tributaria y algunos artículos aprobados recientemente en el Plan Nacional de Desarrollo, se está desmontando cerca del 75% de los beneficios que tenían estos proyectos gracias a las leyes 1715 y 2099 de transición energética, lo que podría convertirlos en inviables en términos financieros.”

Desmontando mitos

Mientras el Gobierno se ha centrado en descarbonizar el sector energético, el mayor problema de las emisiones del país están en el sector transporte, en el agro y en el cambio del uso del suelo, es decir, en la deforestación.

En esos sectores es donde Colombia podría aportar más a la reducción de emisiones, por un lado, y por el otro, trabajar en la mitigación, pues es uno de los países más vulnerables.

Y uno de los fenómenos que históricamente han golpeado al país es el de El Niño, que, según las autoridades meteorológicas internacionales, tiene un 90% de que se presente en el segundo semestre del año y con un 40% de probabilidad de que sea fuerte.

Otro mito que señaló el exministro Cárdenas es que Colombia no es país privilegiado para la generación de energías renovables, pues hay países en la región que tienen mejores condiciones de viento y sol, como Uruguay, Perú, Brasil y Chile.

En Colombia, la única región que tiene condiciones excepcionales es La Guajira, por sus niveles de radiación en el día, vientos en la noche y la cercanía a puertos. Cárdenas dijo que generar con renovables en la península sería un buen complemento de la generación hídrica del centro del país, por lo que dijo que no se deben descartar los proyectos hidroeléctricos, pues en el futuro serían el respaldo de las fuentes no convencionales.

“No podemos cometer los errores de decretarle a las hidroeléctricas una fecha de expiración, de frenar el proceso de expansión, de tomar medidas que desincentiven la inversión en hidro, porque va a ser el respaldo que le va a dar competitividad a las renovables”, dijo Cárdenas.

Finalmente, señaló que otro mito que se ha venido alimentando es el de convertir a Colombia en exportador de electricidad. Recordó los costos que eso tendría en redes de transmisión y las dificultades históricas de la interconexión con Panamá, pero además llamó la atención sobre el error que se cometería al exportar energía en bruto.

“Lo que nosotros debemos pensar desde ya es en la transformación de esa energía y convertirla en los productos que necesita el mundo originados en energías limpias, como por ejemplo el cemento verde y el hidrogeno”, concluyó.

Con la invasión de Rusia a Ucrania, Europa se hizo consciente de que la seguridad energética es el principal freno a la transición energética, ojalá no haya que esperar hasta una crisis energética para que el Gobierno colombiano tenga en cuenta esa lección.

Desde ya se encienden las alarmas.