Colombia enfrenta una creciente incertidumbre sobre el suministro de gas natural a partir del 2027.
La escasez de gas local junto a la creciente demanda para abastecer las necesidades del sector térmico y no térmico, agudizan el riesgo de desabastecimiento que afectaría la generación de electricidad, la industria, el comercio y a millones de hogares.
Por eso, la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (ANDEG) hizo un llamado a reconocer al gas natural importado (GNI) como un aliado fundamental para la seguridad energética nacional, así como la urgencia de diversificar las fuentes de suministro para asegurar un acceso constante y confiable a este recurso, esencial para el bienestar de la población y apalancar la transición energética.
Colombia cuenta con una infraestructura que permite la importación de gas, a través de la cual las plantas del grupo térmico (TEBSA, Termocandelaria y Termoflores) respaldan sus compromisos de energía firme frente a situaciones de criticidad hidrológica.
Desde la puesta en marcha de la planta en 2016, cuya capacidad máxima de regasificación es de 450 GBTUD y 170.000 m³ de almacenamiento, Colombia ha logrado avances en el abastecimiento de gas natural a través de la importación de Gas Natural Licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos (60%) y Trinidad y Tobago (32%).
Además, ha generado beneficios económicos para el país, ya que en casi 10 años de uso del GNL en la generación térmica ha permitido ahorros superiores a 6,5 billones de pesos para el Sistema Interconectado Nacional (SIN) y una reducción de emisiones de dióxido de carbono cercana al 20%, en comparación con el uso de combustibles líquidos, lo representando un impacto positivo a nivel ambiental.
“Sin embargo, el sector enfrenta importantes retos de disponibilidad, confiabilidad e infraestructura, por lo que es crucial diversificar las fuentes de suministro y expandir los puntos de importación para garantizar la continuidad del servicio energético en Colombia; las pocas alternativas que se han planteado para garantizar suficiencia no ofrecen soluciones inmediatas ni viables para atender la creciente demanda. Además, es indispensable establecer un marco regulatorio claro y atractivo que fomente tanto la inversión, como el desarrollo del mercado de gas, facilitando que el país se inserte en el mapa internacional de GNL dentro del proceso de transición energética, lo cual es clave para fortalecer la resiliencia del sistema energético colombiano”, señaló Alejandro Castañeda, presidente de ANDEG.

El GNL ha sido un respaldo al sistema eléctrico
Desde hace casi una década Colombia importa gas natural para la generación de energía firme gracias a los incentivos establecidos en el esquema regulatorio definido por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG).
En los últimos años, el GNL ha demostrado ser una solución confiable para cubrir la demanda de gas cuando la producción local no es suficiente. Su importancia quedó evidenciada durante el reciente fenómeno de El Niño (2023-2024), cuando la baja hidrología redujo la capacidad de generación de las hidroeléctricas, aumentando la demanda de energía térmica. En ese momento, el GNL fue clave para garantizar la continuidad del suministro, cubriendo hasta el 20% de la electricidad requerida por los colombianos en 2024.
“Este antecedente refuerza la necesidad de contar con mecanismos de respaldo energético en el país. Sin embargo, en lugar de reconocer el papel estratégico del GNL, se ha cuestionado su relevancia para la seguridad energética, argumentando que genera un impacto en las tarifas de gas y electricidad. Si bien es cierto que los precios internacionales del gas pueden fluctuar, lo que realmente encarece la energía es la falta de previsión y la ausencia de decisiones oportunas y eficientes para garantizar el abastecimiento de este energético para los colombianos”, destaca Castañeda.
Finamente, el gremio afirma que asegurar un suministro confiable y competitivo de gas natural es un tema de seguridad energética nacional. La autosuficiencia es una meta deseable, pero ante la realidad actual del país, depender exclusivamente de los recursos locales sin alternativas de respaldo representa un riesgo.