Según J P Morgan Chase, la posibilidad de una recesión global pasó del 40% al 60%, como consecuencia de los desvaríos de la agresiva política comercial de la administración Trump.
Por: AMYLKAR D. ACOSTA*
Paradójicamente, el “Día de la liberación”, como catalogó el presidente Donald Trump el 2 de abril, fue la ocasión propicia para anunciar las más drásticas medidas de protección al mercado interno de los EEUU.
Adujo que “ante la implacable guerra económica que enfrentamos, nuestro país ya no puede continuar con una política de rendición económica unilateral. En mi opinión este es uno de los días más importantes de la historia porque es nuestra declaración de independencia económica”.
Y, a su juicio, ello atentaba contra la estabilidad económica, el empleo y la seguridad nacional, razón que esgrimió para la declaratoria de la Emergencia Nacional y amparado en esta echó mano de la Ley de Poderes Económicos (IEEPA), que inviste al presidente de las facultades para expedir ordenes ejecutivas tendientes a conjurar los daños que ello podría infligirle a la Nación.
Entonces expidió la orden ejecutiva mediante la cual procedió a gravar las exportaciones a los EEUU con aranceles de un 10% como tarifa general y global, al tiempo que impuso otros denominados “recíprocos” o “equivalentes”, lo que en la práctica no es más que un arancel punitivo, aplicable a aquellos países con los que la balanza comercial es deficitaria o le han establecido barreras al acceso de sus exportaciones, destacándose entre ellos China y Vietnam, que han sido los países que han llevado la peor parte, con gravámenes del 54% y 46%, respectivamente.
Según Trump, con ello se propone cerrar la brecha del desbalance comercial en su contra, la cual supera 1,3 billones de dólares.
Ha sido enfático el presidente Trump al afirmar que con esta ofensiva arancelaria, “empezamos a hacer a Estados Unidos rico de nuevo. Durante décadas nuestro país ha sido saqueado y violado. Hace 4 años no se oía hablar de nuestro país y sus contribuyentes han sido estafados durante más de 50 años, pero no va a suceder más”.
Es claro que las barreras arancelarias impuestas son un arma de doble filo, ya que, como lo establece la Tercera Ley de Newton, toda acción da lugar a una reacción igual y en sentido opuesto, de tal suerte que esta confrontación de los EEUU con sus socios comerciales puede conducir a lo que dijo Gandhi de la ley del talión: “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”.
Con este paso que ha dado el presidente Trump pateó el tablero y de contera está transgrediendo y violando los TLC suscritos, entre ellos el que firmó con Colombia, lo que le valdrá, muy seguramente denuncias ante una Organización Mundial de Comercio (OMC) totalmente inoperante, por parte de los países afectados.
Según Gabriel Ibarra, socio de la firma Ibarra Rincón, las demandas por violación a los tratados internacionales de comercio difícilmente prosperarán, dado que “el órgano de apelaciones (Ciadi) quedó bloqueado porque Estados Unidos ha impedido el nombramiento y reemplazo de los miembros del órgano en la medida en que se han ido venciendo los períodos”. De manera que esta vía está bloqueada.
Pero ello no es óbice para que China y la Unión Europea contemplen medidas retaliatorias, en respuesta a la ofensiva proteccionista del presidente Trump. China, además de establecer un arancel a las importaciones provenientes de los EEUU del 34%, ha ordenado restringir sus exportaciones de minerales raros y cinco metales críticos, como lo son el tungsteno, el telurio, bismuto, indio y molibdeno, y asumió además el control de las tierras raras, poniendo en aprietos a la industria tecnológica estadounidense.
Por su parte, Úrsula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, dejó en claro que “los aranceles universales anunciados Trump son un duro golpe a la economía mundial”, y lamentó esta opción.
“El bloque europeo está preparado para responder… Nos estamos preparando para más contramedidas, para proteger nuestros intereses y nuestros negocios, si las negociaciones fracasan, agregó.
A Colombia, no obstante que sólo la cobija la tarifa general de un arancel del 10%, según estudio de Corficolombiana sobre su impacto, en el Índice de vulnerabilidad comercial frente a EEUU, se ubica en el segundo lugar (54.5) después de México (66.7). Y no es para menos, ya que el 33.7% de sus exportaciones tiene a los EEUU como destino y el 26.8% de las importaciones provienen de la potencia del Norte.
No se puede perder de vista tampoco que el 27% de los insumos del aparato productivo colombiano viene de los EEUU y muy seguramente se encarecerán tanto por cuenta de la devaluación del peso con respecto al dólar, que se ve venir a consecuencias de la guerra arancelaria, sino porque los aranceles aplicados a las importaciones estadounidenses, además de desacelerar el crecimiento de su economía disparará de nuevo la inflación, con un alto riesgo que ello derive en una estanflación generalizada, afectando de paso la demanda por los productos exportados desde Colombia.
Según el banco J P Morgan Chase, la posibilidad de una recesión global pasó del 40% al 60%, a consecuencia de los desvaríos de la agresiva política comercial de la administración Trump. Este es un gran desafío para Colombia.
*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE.