CCE: Colombia necesita inversión y reformas rápidas para garantizar su energía

Colombia enfrenta un panorama energético complejo, con riesgos de racionamiento si no se toman medidas inmediatas para impulsar nuevos proyectos, agilizar la inversión y fortalecer la seguridad del sistema eléctrico.

La economía de Colombia atraviesa un momento crítico en el sector energético. Según el presidente Ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Energía, Jorge Hernando Pedraza, el país se encuentra en un momento de angustia y exige decisiones inmediatas para evitar lo que él califica como “un racionamiento inminente”.

Pedraza analiza los retos estructurales del sistema eléctrico, la urgencia de atraer inversión y los pasos que el próximo gobierno debe dar para garantizar la seguridad energética nacional.

“Vivimos un momento de angustias. Es un sector golpeado y necesita rápidamente que haya un redireccionamiento”, advierte Pedraza, quien señala que el llamado “apagón” no es una amenaza lejana sino una posibilidad real en uno o dos años, si no se corrige la falta de nuevos proyectos de generación frente al consumo creciente. El déficit entre oferta y demanda se agrava día tras día, y la inacción puede traer consecuencias severas para hogares, industrias y la competitividad del país.

Los problemas se dividen en dos categorías: coyunturales y estructurales. Entre los primeros, la presión sobre el sistema actual; entre los segundos, la debilidad del marco institucional, la falta de inversión y los trámites que dilatan la puesta en operación de nuevas fuentes de generación. “Tenemos varios problemas, unos de orden coyuntural, otros de orden estructural… Se avecina un apagón, que prefiero llamarlo racionamiento”, subrayó.

Tres barreras que frenan al sector

Para Pedraza, los tres principales obstáculos que enfrenta el sistema energético colombiano son:

  • Infraestructura insuficiente: La generación, transmisión y distribución requieren actualización y ampliación urgente. La ausencia de nuevos proyectos agrava un déficit que se traduce en vulnerabilidad.
  • Obstáculos ambientales y sociales: Se estima que hay cerca de 65 proyectos liderados por el Gobierno en espera del beneplácito ambiental, junto con demoras en las consultas previas. Esto obliga a demoras excesivas y eleva el riesgo país para los inversionistas.
  • Incertidumbre regulatoria y percepción de riesgo: “Hay uno genérico que es la percepción de inseguridad, de incerteza, de desconfianza país”, afirma Pedraza. Esa percepción inhibe la llegada de capital extranjero que podría acelerar la incorporación de nuevas tecnologías y fuentes.

Frente a estos tres problemas, la Cámara Colombiana de Energía propone una visión optimista: convertir la crisis en oportunidad, incentivando inversión rápida y eficaz que genere retornos importantes y al mismo tiempo fortalezca la seguridad energética del país.

Cambio de rumbo: la hoja de ruta del próximo Gobierno

Pedraza advierte que el nuevo Gobierno tendrá la responsabilidad de actuar con rapidez para frenar la deriva del sector. Propone una legislación de tipo Fast Track, acompañada de regulaciones ágiles que permitan superar los obstáculos ambientales, sociales y regulatorios. Además, subraya la necesidad de atraer inversión extranjera mediante condiciones claras, estables y competitivas.

La diversificación de la matriz energética es otro componente clave: “Proyectos de energía sustentables de energía no convencionales, como la solar y la eólica, que nos permita cumplir las metas de mitigación de huella de carbono”, explica. Pero Pedraza también hace una apuesta pragmática: no descartar las fuentes térmicas o hidráulicas. Colombia depende hoy en 67 % de la generación hídrica y cerca del 30 % es generación térmica, “por lo que un mix equilibrado es indispensable para evitar un apagón que le costaría caro al país”.

Una industria que debe subir el ritmo

La industria eléctrica colombiana se sobrepuso en su momento a la segmentación de la Ley Eléctrica de 1994 (generación, transmisión, comercialización y distribución). Hoy, los clústeres eléctricos en Bogotá-Cundinamarca, Medellín y el Valle del Cauca juegan un papel fundamental en empleo, tributación y desarrollo regional. Pedraza destaca que estas plataformas industriales muestran la dimensión del negocio eléctrico y su potencial.

No obstante, la urgencia exige que la industria acelere su ritmo: “La feria de FISE, realizada en Medellín a mediados de noviembre, con amplia presencia internacional, muestra que Colombia tiene capacidad industrial para generar, transmitir y comercializar, pero debe acelerar el paso”. La infraestructura que hoy existe puede servir de base, pero necesita expansión y adaptación para responder al reto que se presenta.

Finalmente, Jorge Hernando Pedraza hace un llamado: la Cámara Colombiana de la Energía se ofrece como articulador del sector. “Somos un gremio transversal, con varios segmentos dedicados a la prestación de bienes y servicios en toda la cadena del sector”. Este rol de facilitador se vuelve clave para alinear los intereses del Estado, la industria, los servicios y la inversión extranjera, bajo un mismo propósito: asegurar una Colombia con energía confiable, asequible y sostenible.

Las decisiones que se adopten en los próximos 12 a 24 meses definirán si Colombia entra en una etapa de transición energética con ventajas competitivas o enfrenta un racionamiento que impactará a toda la sociedad.