Retos de Colombia para asegurar su soberanía energética

Durante la apertura de la VIII Cumbre de Petróleo, Gas y Energía, en Cartagena, el presidente Ejecutivo de Campetrol, Nelson Castañeda, trazó un panorama retador sobre el futuro energético de Colombia.

En su discurso de apertura, Castañeda lanzó un mensaje central: el país deberá sumar capacidades, inversión y estabilidad institucional si quiere mantener su soberanía energética en las próximas décadas.

El dirigente gremial recordó que el bienestar de millones de colombianos depende de un sistema energético robusto, moderno y seguro. Con esa premisa, invitó a empresas, Gobierno y ciudadanía a “poner los ojos en el futuro energético de Colombia y el corazón en los territorios”.

Según Castañeda, las tendencias globales indican que hacia 2050 la demanda de electricidad aumentará un 70 %. En Colombia, para lograr los niveles de desarrollo que permitirían reducir la pobreza, impulsar el crecimiento y avanzar en digitalización, el consumo energético deberá crecer a una tasa del 5 % anual hasta 2040.

Para dimensionarlo, el consumo per cápita del país —actualmente de 11.700 kWh al año— debería subir a 18.500 kWh en 2030 y alcanzar los 34.000 kWh en 2040, niveles comparables con los de Brasil y España.

Ese incremento sería necesario para cumplir objetivos como:

  • Reducir la pobreza extrema a menos del 3 %.
  • Disminuir la pobreza energética severa por debajo del 2 %.
  • Bajar la inseguridad alimentaria del 25,5 % al 5 %.
  • Impulsar un crecimiento del PIB superior al 5 % anual.

“Un país que se desarrolla necesita consumir más energía”, reiteró el presidente de Campetrol.

Reservas limitadas y señales de alerta

Castañeda puso sobre la mesa datos que muestran la fragilidad del panorama energético actual: Las reservas de petróleo ascienden a 2.035 millones de barriles, con un índice R/P de 7,2 años; mientras que las reservas de gas se ubican en 2.064 gigapiés cúbicos (Gpc), con un R/P de 5,9 años.

A ello se suma una disminución en la actividad operativa: en octubre de 2025 se registraron 30 taladros de perforación y 80 de reacondicionamiento, cifras inferiores a las del año anterior. En perforación, la caída acumulada desde 2022 es del 50 %.

Estas señales, advirtió, reflejan el desafío de sostener la autosuficiencia energética, un logro que Colombia ha mantenido durante cuatro décadas y que marcó un hito desde la primera exportación de crudo Caño Limón, en 1985.

El peso del sector en la economía

Más allá de las cifras de reservas y producción, el presidente de Campetrol recordó que el sector de hidrocarburos sigue siendo clave para el país:

  • Aporta el 31 % de las exportaciones.
  • Representa el 13 % de la inversión extranjera directa.
  • Contribuye con cerca del 9 % de los ingresos del Gobierno nacional.
  • Genera el 68 % de las regalías.

“La energía es la columna vertebral de nuestra economía y de nuestro bienestar”, afirmó.

Frentes clave para asegurar la soberanía energética

Castañeda propuso cuatro iniciativas prioritarias para recuperar el dinamismo de la industria y volver a atraer inversión internacional, siguiendo ejemplos de países como Brasil, Guyana, Estados Unidos y Argentina:

1. Aumentar el factor de recobro

Colombia tiene un promedio de 15,3 %, frente a un estándar mundial del 35 %. Mejorarlo podría extender significativamente la vida útil de los campos.

2. Retomar la exploración y el desarrollo

Varios descubrimientos recientes enfrentan retrasos por temas regulatorios y de seguridad. Desbloquearlos será clave para recuperar la senda exploratoria.

3. Aprovechar el potencial offshore

El país posee 7,4 terapiés cúbicos en recursos de gas natural costa afuera, equivalentes a cuatro veces las reservas probadas actuales.

4. Avanzar en los yacimientos no convencionales

Colombia cuenta con un potencial equivalente a 70 veces sus reservas de gas y cuatro veces las de petróleo.

Estas acciones, dijo Castañeda, requieren un entorno propicio basado en tres pilares: seguridad operativa, seguridad jurídica para la inversión y seguridad institucional, especialmente en procesos de licenciamiento y coordinación entre autoridades.

Para Castañeda, las decisiones que se tomen hoy definirán la Colombia del 2040. Los proyectos que se materialicen en la próxima década dependerán de la capacidad de diálogo, coordinación y visión de largo plazo del sector.

“La Colombia soñada depende de lo que hagamos en esta industria. Sin energía no habrá un país más desarrollado, competitivo, innovador y equitativo”, concluyó Castañeda.