La lección de la actual crisis energética sigue siendo la misma de las anteriores: los países deben luchar por la seguridad y la soberanía energéticas.
17 de noviembre de 2022. La invasión de Rusia a Ucrania desató la más reciente crisis energética, trastornando los mercados a nivel global y golpeando principalmente a Alemania. Aunque las causas son diferentes, la lección sigue siendo la misma de todas las crisis energéticas anteriores: cada país debe velar por su soberanía y la autosuficiencia energética.
Por eso, para Agnia Grigas, experta en geopolítica del gas, “es difícil entender que Colombia elija abandonar su seguridad energética y depender de un vecino no solo con un gobierno autoritario sino inestable. Hay que ver las lecciones de Alemania, que creyó avanzar rápidamente en renovables mientras compraba gas barato a Rusia, y vemos cómo acabó. Al final, no fue barato, pues los precios subieron y luego Putin le cerró el suministro de gas”.
Durante su presentación ‘El nuevo orden energético mundial’ en la V Cumbre del Petróleo, Gas y Energía que se realiza en Bogotá, Grigas señaló que en materia energética el mundo está viviendo la tormenta perfecta debido a tres factores: la pandemia de la Covid-19, la guerra de Ucrania que inició en febrero de 2022 y, a nivel político, la batalla que se libra entre democracias y regímenes autoritarios.
En este contexto, Grigas sostuvo que los mercados energéticos mundiales están cambiando. Primero, al estar perdiendo la guerra, Rusia está dejando de ser uno de los principales exportadores de energía. Segundo, desde el lado de la demanda, el gran consumo se está desplazando a Asia, especialmente a China e India.
Como consecuencias de la crisis energética, la especialista señaló la contracción económica, la desindustrialización de Europa y el alza en los costos de energía en Europa y Estados Unidos, especialmente, que los tienen pensando cómo van a pasar este invierno.
Todo esto ha llevado a un rebalanceo de la transición energética, contemplando que cada país sigue su propio camino y donde ha quedado claro que el gas natural (el menos contaminante de los fósiles) no solo es el combustible de la transición sino que quedará permanentemente como complemento de las energías renovables.
Lo que está claro de esta crisis es que los países entendieron que deben seguir utilizando los combustibles fósiles mientras avanzan simultáneamente en energías limpias, y no como lo pretende Colombia de acelerar la transición energética marchitando el sector de hidrocarburos cuando aún no hay una ruta clara en cuanto a etapas, tiempos y costos de la transición.
En ese sentido, Grigas puso el ejemplo de Noruega, que es el mayor productor de petróleo y gas de Europa, pero no ha planteado el fin de los hidrocarburos mientras es uno de los países más avanzados en el uso de nuevas energías.
Grigas señaló que la geografía y la geopolítica seguirán dictando el comportamiento de los mercados, y que los países, especialmente los europeos, entendieron la importancia de la autosuficiencia energética y avanzar en la transición sin dejar de lado los hidrocarburos.
En ese sentido, dijo que países como Inglaterra y Francia autorizaron el fracking, y posiblemente después de la guerra, países como Ucrania y Polonia también lo autorizarán.