Colombia crucifica su segundo producto de exportación

Mientras el mundo llegó en 2024 a su máximo histórico en producción de carbón, con 8.770 millones de toneladas, Colombia asfixia su industria.

Los bajos precios internacionales, los mayores costos de producción, las dificultades logísticas para llevar el producto al exterior, los bloqueos de las comunidades, los atentados a las vías férreas y la guerra impositiva del gobierno, están marchitando al segundo renglón de exportaciones de Colombia: el carbón.

Las cifras son contundentes. Mientras en 2017 el país produjo 90 millones de toneladas, 2024 cerró con 65 millones, una caída del 28%. Pero lo más preocupante, según Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), es que por cada millón de toneladas que se dejan de exportar el país deja de recibir 200 mil millones de pesos.

Contrario a lo que se pensaba, el mundo no solo no va a dejar de consumir carbón, sino que se estima que para 2030 el consumo aumente en 100 millones de toneladas adicionales. Y es que el mineral sigue siendo un energético fundamental en la generación de electricidad y la industria metalúrgica.

Entre los mayores productores de carbón están: China en primer lugar, con la astronómica cifra de 3.700 millones de toneladas; India, con cerca de mil millones; Estados Unidos, con 640 millones; Indonesia, con 616 millones; Australia, con 400 millones; y hasta Alemania, un referente en materia ambiental, con 150 millones de toneladas. “Luego, nuestras 65 millones de toneladas no van hacerle ninguna mella a un consumo mundial que sigue creciendo. Nuestras 65 millones de toneladas no es nada en el mundo, pero para nosotros es todo”, dice Nariño.

A contravía del resto del mundo, Drummond y Cerrejón, las mayores productoras de carbón en Colombia, anunciaron que en 2025 reducirán su producción entre 5 y 10 millones de toneladas, cada una.

Los efectos de la menor producción de carbón se verán reflejados en menores ingresos, menos empleo, menos oportunidades para los jóvenes en las regiones y menor recaudo del impuesto de industria y comercio, que en los municipios mineros representa un 56% más de recaudo que en los municipios no mineros.

“Nosotros como país, tenemos que entender al carbón como una industria a la cual hay que garantizarle factores de competitividad, especialmente de entorno, porque si no vamos a seguir viendo compañías que dejan de producir carbón porque es muy caro”, agrega Nariño.

Y es que además de la reducción en regalías en medio de un apretón fiscal, el carbón es esencial en la generación de energía. Junto al gas natural, el carbón es el combustible más económico en la generación térmica, y jugó un papel crucial en el pasado fenómeno de El Niño para que el país no se apagara, pues todas las térmicas estuvieron prendidas a plena capacidad en los meses más críticos de baja hidrología.

“El gas y el carbón son una opción para que Colombia lleve energía barata a sus habitantes, y no lo hemos contemplado así en los últimos años”, agrega Nariño.

Mientras el país le da la espalda al carbón, un recurso abundante que abastece el sector energético, países como Japón están construyendo nuevas plantas térmicas, con tecnología moderna y eficiente que soluciona el impacto de las emisiones. Por eso, el país nipón reabrió sus minas de carbón.

“El carbón colombiano todavía tiene un mercado en Asia y, por tanto, entre todos, con las políticas del gobierno, tenemos que pensar cómo nuestro segundo producto de exportación va a llegar a esos mercados más lejanos, de manera más competitiva.

“No puede pasar un año más sin que a la industria minera no se le otorguen factores que le permitan ser más competitiva, porque eso termina impactando muchas familias”, dice Nariño.

En concreto, el dirigente gremial señala tres factores que requieren la atención del Estado. El primero es solucionar el tema de los bloqueos, generados por comunidades que le hacen reclamos no a las compañías sino al mismo Estado. En La Guajira, por paros y bloqueos de las comunidades, el año pasado Cerrejón sufrió más de 200 bloqueos y Drummond no pudo producir durante 135 días.

En segundo lugar, menciona un paquete regulatorio en materia de liquidación de las regalías, que hoy se hace con el precio de referencia europeo, pero el carbón colombiano se vende en Asia, con un índice de precio menor.

Por último, está el factor logístico, para sacar de manera más eficiente los carbones del centro del país (Boyacá, Cundinamarca y los Santanderes), en un entorno de menores precios internacionales.

“Hay muchas cosas en las cuales el Estado debe ver con integralidad la industria minera, en especial la industria del carbón, y así mismo como Estado generar factores de competitividad”, concluye Nariño.

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