En septiembre de 2015, hace ocho años, la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), como solución de continuidad de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, acordados en el 2000.
Por: AMYLKAR D. ACOSTA*
Es de destacar que los ODS fueron acogidos inicialmente por parte de la Cumbre Río + 20 que tuvo lugar en 2012 a iniciativa del Gobierno de Colombia. El propósito fundamental es mejorar la calidad de vida de los más de 7.000 millones de habitantes del planeta, sobre todo la de los más vulnerables.
Pues bien, la Agenda 2030 desplegó 17 objetivos de desarrollo sostenible y fijó 169 metas a alcanzar. El secretario General de la ONU, en duro pronunciamiento sentenció que “a menos que actuemos ahora, la Agenda 2030 podría convertirse en el epitafio del mundo que pudo haber sido…, esta promesa está en peligro… más de la mitad del mundo está rezagado. Los Objetivos del Desarrollo Sostenible desaparecen por el retrovisor, al igual que las esperanzas y los derechos de las generaciones actuales y futuras”.
Y no es para menos, dado que transcurridos 8 años más de 40 de las 140 metas a alcanzar no sólo no muestran avances, sino que incluso se ha retrocedido con respecto a algunas de ellas.
El resto acusa atrasos considerables, al punto que si el cumplimiento de las mismas sigue al ritmo actual, se prevé que para 2030 575 millones de personas continuarán atrapadas en la pobreza extrema (US $15/ día de ingreso), lo cual aunque significaría una reducción de la misma del 30% con respecto al 2015, estaría muy lejos de su erradicación, muy lejos del primer objetivo que es poner fin a la pobreza en el mundo. Sólo 15%, aproximadamente, de las 140 metas específicas se alcanzarían a cumplir al final de la década.
Y qué decir con respecto al 2º de los objetivos, Hambre Cero. Según Antonio Guterres, “el mundo volvió a niveles de hambre desconocidos desde 2005”, atribuible en gran medida a dificultades de acceso a los alimentos, debido a que los precios de los mismos superan en muchos países los niveles del período 2015 – 2019.
En efecto, el número de personas que sufría inseguridad alimentaria moderada o grave en 2021 se aproximó a 2.300 millones, una de cada tres de ellas; entre tanto la desnutrición infantil sigue siendo un flagelo que azota a un gran conglomerado de la población a nivel mundial. A ello contribuyó mucho la crisis pandémica, que afecto el empleo y el ingreso, sobre todo en los países en desarrollo y de ingreso medio como Colombia.
Es más, en 2021 el número de personas que pasaban hambre estaba cerca de 800 millones, sobrepasando los niveles prepandémicos. En 2022 se estimaba que 45 millones de niños menores de cinco años sufrían desnutrición grave y 148 millones habían visto afectado su crecimiento, mientras que 37 millones de niños tenían sobrepeso.
Ante el peligro inminente del incumplimiento de la Agenda 2030, Antonio Guterres han planteado un “Plan rescate” de los ODS, que pasa por la renovación del compromiso adquirido por los países signatarios, para lo cual se requiere la implementación de un plan de choque, con una inversión adicional a la ya comprometida de US 500.000 millones, para redoblar los esfuerzos y tratar de recuperar el tiempo perdido. De lo contrario, como lo afirma “la falta de progresos supone que la desigualdad seguirá agravándose, aumentando el riesgo de un mundo fragmentado, con dos velocidades”.
En una conferencia de prensa para presentar el más reciente y sombrío reporte de las Naciones Unidas sobre el grado de cumplimiento de los ODS, el Subsecretario general de la ONU Li Junhua manifestó su deseo de que los líderes políticos del mundo tracen “una nueva hoja de ruta” en la Cumbre prevista para el 19 y 20 de septiembre en Nueva York, con el fin de darle mayor celeridad y agilidad a las acciones tendientes a dar cumplimiento a sus metas.
Sólo quedan siete años para agotar el plazo, acotó, y “los esfuerzos por cumplir los objetivos están en graves problemas” y finalizó diciendo que “es hora de dar la alarma”.
Para luego es tarde, como dijo el escritor Jorge Zalamea Borda en su magistral poema El viento del Este, no hay tiempo que perder, hay vidas por ganar.
*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE.