El pulso energético global: peak oil hasta 2030 y el boom de la electricidad limpia

El sector energético mundial se encuentra en un punto de inflexión. Por un lado, la promesa de una transición acelerada hacia fuentes limpias ha alcanzado un hito histórico. Por otro, la realidad de la demanda global ha obligado a reajustar las expectativas sobre la salida de los combustibles fósiles, demostrando que el camino hacia la descarbonización es más largo y complejo de lo esperado.

Los recientes informes de las principales compañías y agencias de análisis de la energía dibujan una imagen de doble velocidad: una en la que la energía limpia ya es una fuerza dominante y otra en la que el petróleo se resiste a desaparecer.

Una de las noticias más destacadas del sector es la revisión de las previsiones sobre el llamado «pico de demanda del petróleo» (el momento en que el consumo global de crudo comienza su declive irreversible).

BP Energy Outlook: Oil demand

La compañía energética británica BP ha retrasado su predicción de este pico. Mientras que en años anteriores se esperaba que la demanda máxima llegara en 2025, el nuevo «Energy Outlook 2025» de BP vaticina que no se verá, al menos, hasta 2030. Para ese año, se espera que el mundo consuma 103,4 millones de barriles diarios, antes de empezar una caída más pronunciada hacia 2050.

Este retraso de cinco años en la fecha límite se debe, en gran medida, a dos factores: la dificultad global para implementar mejoras en la eficiencia energética y el crecimiento económico incesante de las economías emergentes (con excepción de China), que siguen impulsando una mayor demanda de energía para mejorar sus niveles de vida.

Aunque el uso del petróleo está disminuyendo en el transporte por carretera gracias a la electrificación y la mayor eficiencia de los vehículos, este descenso se ve compensado por una fuerza de consumo persistente: la industria petroquímica. El petróleo sigue siendo una materia prima esencial para la producción de plásticos y otros materiales que mantienen su alta demanda a nivel global, actuando como un ancla que frena la caída general del crudo.

La electricidad limpia supera el 40%

Frente a la tenacidad del petróleo, las energías limpias están reescribiendo la matriz eléctrica global a una velocidad sin precedentes.

Por primera vez en la historia, las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono (incluyendo solar, eólica, hidroeléctrica y nuclear) superaron el 40% de la generación de electricidad global en 2024. Este hito marca la transición del sector de la fase de «adición de energía» (donde se añaden fuentes limpias sin desplazar significativamente a los fósiles) a la fase de «sustitución de energía», donde el crecimiento de las renovables empieza a desplazar activamente el consumo de combustibles fósiles.

El motor principal de esta transformación es la energía solar fotovoltaica. La capacidad de generación solar a nivel mundial se ha duplicado en tan solo tres años, y el crecimiento de la energía eólica y solar combinadas está ganando terreno rápidamente a la hidroelectricidad como las principales fuentes limpias.

Nuevos desafíos y otros actores

La creciente demanda de electricidad, impulsada por la electrificación y factores como las olas de calor (que exigen más aire acondicionado) y el auge de los centros de datos (que consumirán una cantidad significativa de energía para 2050), garantiza que la necesidad de nuevas fuentes de generación sea constante.

Este es el panorama:

  • Carbón y Gas: El consumo de carbón está en una caída estructural, especialmente en la generación eléctrica china, a medida que es desplazado por el gas natural y las renovables. Por su parte, el gas natural licuado (GNL) y el gas seguirán siendo importantes, con una demanda que aumentará en las economías emergentes, aunque su papel en las economías desarrolladas dependerá del ritmo con que sean reemplazados por fuentes de energía más limpias.
  • Energía Nuclear: La generación nuclear está experimentando un resurgimiento. Muchos países la ven como una fuente de electricidad de bajo carbono, no variable (estable) y crucial para la seguridad energética y el cumplimiento de los objetivos climáticos.
  • Hidrógeno y CCUS: Tecnologías como el hidrógeno bajo en carbono y la Captura y Almacenamiento de Carbono (CCUS) son vitales para descarbonizar industrias pesadas y sectores difíciles de electrificar. Sin embargo, su alto costo actual implica que su implementación a gran escala se demorará más de lo inicialmente previsto.

En resumen, el sector energético navega en una realidad dual. Mientras el pico del petróleo se pospone debido a las dinámicas económicas y el uso petroquímico, el avance de la electricidad limpia, liderado por la solar y la eólica, es un hecho irreversible que está acelerando la transformación energética global.