La fusión nuclear ofrece la tentadora perspectiva de una fuente de energía sostenible que nunca podrá agotarse. Físicos se acercan cada vez más en hacer viable esta tecnología.
11 de septiembre de 2021. Equipos que trabajan en dos continentes han marcado hitos similares en sus respectivos esfuerzos por aprovechar una fuente de energía clave en la lucha contra el cambio climático: cada uno de ellos ha producido impresionantes imanes.
El pasado jueves los científicos del Reactor Termonuclear Experimental Internacional (ITER), situado en el sur de Francia, recibieron la primera parte de un enorme imán tan potente que, según su fabricante estadounidense, puede levantar un portaaviones.
El imán, que mide casi 20 metros de alto y más de cuatro metros de diámetro cuando está completamente ensamblado, es un componente crucial en el intento de 35 países por dominar la fusión nuclear.
Por su parte, los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una empresa privada han anunciado por separado que también han alcanzado un hito con la prueba del imán superconductor de alta temperatura más potente del mundo, que podría permitir al equipo adelantarse al ITER en la carrera por construir un “sol en la tierra”.
A diferencia de los reactores de fisión existentes, que producen residuos radiactivos y a veces fusiones catastróficas, los defensores de la fusión afirman que ofrece un suministro de energía limpio y prácticamente ilimitado. Si es que los científicos e ingenieros consiguen averiguar cómo aprovecharla, ya que llevan casi un siglo trabajando en el problema.
En lugar de dividir los átomos, la fusión imita un proceso que se produce de forma natural en las estrellas para fusionar dos átomos de hidrógeno y producir un átomo de helio, así como una gran cantidad de energía.
Para lograr la fusión se necesitan cantidades inimaginables de calor y presión. Uno de los métodos para lograrlo es convertir el hidrógeno en un gas cargado eléctricamente, o plasma, que luego se controla en una cámara de vacío con forma de dona.
Potentes imanes superconductores
Esto se hace con la ayuda de potentes imanes superconductores como el “solenoide central” que General Atomics enviará desde San Diego a Francia. Los científicos afirman que el ITER se ha completado en un 75 % y que su objetivo es poner en marcha el reactor a principios de 2026.
“Cada vez que se completa un componente importante y único, como el primer módulo del solenoide central, aumenta nuestra confianza en que podemos completar la compleja ingeniería de la máquina”, dijo el portavoz de ITER, Laban Coblentz.
El objetivo final es producir, de aquí a 2035, diez veces más energía que la necesaria para calentar el plasma, demostrando así que la tecnología de fusión es viable.
Entre los que esperan adelantarse al premio está el equipo de Massachusetts, que dice haber conseguido crear un campo magnético dos veces mayor que el del ITER con un imán unas 40 veces más pequeño.
Los científicos del MIT y de Commonwealth Fusion Systems dijeron que podrían tener un dispositivo listo para su uso cotidiano a principios de la década de 2030. Esto se diseñó para ser comercial. No se ha diseñado para ser un experimento científico”, dijo la vicepresidente del MIT, María Zuber.
Aunque no ha sido diseñado para producir electricidad, el ITER servirá de modelo para reactores similares, pero más sofisticados si tiene éxito.
Los defensores del proyecto sostienen que, incluso si fracasa, los países implicados habrán adquirido conocimientos técnicos que pueden utilizarse en otros campos, desde la física de partículas hasta el diseño de materiales avanzados capaces de soportar el calor del sol.
Todas las naciones que contribuyen al proyecto –entre ellas Estados Unidos, Rusia, China, Japón, India, Corea del Sur y gran parte de Europa– comparten el costo de 20.000 millones de dólares y se benefician conjuntamente de los resultados científicos y la propiedad intelectual generada.
Apostar por la energía nuclear –primero la fisión y luego la fusión– sigue siendo la mejor oportunidad del mundo para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a cero en 2050, dijo Frederick Bordry, que supervisó el diseño y la construcción de otra máquina científica extremadamente compleja, el Gran Colisionador de Hadrones del CERN.
Cuando hablamos del costo del ITER, es una miseria en comparación con el impacto del cambio climático”, dijo.
Fuente: El Mundo al Instante.