La pausa dispuesta por Enel Green Power del montaje del parque eólico de Windpeshi en el municipio de Uribia (La Guajira) es un pésimo mensaje y un duro revés para la Transición Energética en la que está empeñado el Gobierno actual, con miras a integrar a la matriz eléctrica del país las fuentes no convencionales de energías renovables.
Por: AMYLKAR D. ACOSTA*
Hay que anotar que de 80 proyectos de energías renovables adjudicados, varios de ellos con compromisos de oferta de energía en firme, 52 están parados y el resto con notorios atrasos.
La Guajira tiene en este y otros proyectos de generación de energía eólica una ventana de oportunidad, que no podemos permitir que cierre sin que la aprovechemos para el desarrollo económico y social.
Pierde el país porque quedan en el limbo 205 MW (288 GWH) de potencia, con compromisos de cargo por confiabilidad, que le fueron asignados a esta empresa en la subasta de 2019, que ha debido entrar a operar e integrarse a la matriz eléctrica a finales del año pasado, pero que debido a los atrasos que ha tenido su ejecución se reprogramó para 2024/2025.
La Junta Directiva de la empresa informó a través de un comunicado que tomó la decisión de aplazar indefinidamente la continuación del montaje del proyecto, contemplando incluso la posibilidad de vender su participación en el mismo, debido fundamentalmente a los sobrecostos en los que ha incurrido, “derivados del standby”, debido a los bloqueos recurrentes de los cuales ha sido objeto. Según el mismo comunicado, el costo inicial del proyecto era de US $240 millones y ya va en US $400 millones.
Lo más preocupante es que un eventual retiro de esta empresa, al renunciar a la ejecución del proyecto, puede dar lugar a una desbandada de otras empresas que están enfrentando situaciones similares y espantando a posibles inversores, lo que compromete aún más la suerte de la Hoja de Ruta de la transición energética justa, después que la ministra de Minas y Energía Irene Vélez aplazó hasta febrero del año entrante su presentación, prevista para el mes anterior.
De hecho, tres proyectos de granjas solares fotovoltaicas de la empresa Trina Solar (San Felipe en Tolima, Cartago en el Valle del Cauca y Campano en Córdoba), que suman 300 MW, que le fueron adjudicados en la subasta de contratos de largo plazo en 2019 han entrado en lo que se conoce como “limitación de suministro” por parte de XM, operador del Sistema Interconectado Nacional (SIN), ante la imposibilidad de que entren a operar, esta vez debido a dificultades en el licenciamiento por parte de la ANLA y, de contera, por razones sobrevinientes, no pudieron lograr el cierre financiero de los mismos.
Ello, además, tiene como efecto colateral que al desistir de su ejecución y ante la imposibilidad de cumplir con la entrega de la energía comprometida y tampoco poder adquirirla en Bolsa, son las empresas comercializadoras las que deberán hacerlo en su lugar, aumentando peligrosamente su exposición en momentos en los que el estrés del sistema eléctrico y la inminencia del fenómeno de El Niño presionan al alza los precios.
Como afirma el presidente de la Asociación Colombiana de Distribuidores de Energía Eléctrica, José Camilo Manzur, “nosotros compramos la energía renovable de la subasta, si ellos fallan nos toca comprar en la Bolsa al precio que esté”
El daño puede ser mayor y peores las repercusiones, habida cuenta que los proyectos de los parques eólicos le han abierto al Caribe colombiano la posibilidad de otros desarrollos tales como la producción de hidrógeno verde y con este el desarrollo de un cluster de la industria de los fertilizantes bajos en carbono.
Por lo demás, producirlo demandará muchos megavatios de energía para el proceso de hidrólisis que se requiere para separar y aislar el hidrógeno del oxígeno para su obtención y maquila.
Es más, recientemente el magnate Elon Musk, considerado el hombre más rico del mundo, dueño de TESLA, el mayor fabricante del mundo de automotores eléctricos, manifestó su interés de invertir en la instalación de una de sus plantas de ensamblaje en La Guajira, atraído por su descomunal potencial de energías renovables.
Pero, noticias cómo la de Enel, si no se contrarrestan con acciones eficaces por parte del Gobierno, de la mano de las comunidades incumbentes, terminarán por ahuyentarlos, malogrando esta oportunidad y sumiendo al departamento y al país en una incertidumbre total, materializándose lo que tanto tememos y hemos advertido: que la Transición Energética se siga acelerando en neutro y lo que es peor, empantanada y patinando en el tremedal de los vericuetos en los que se encuentran estos proyectos, vitales para el país y para la región Caribe.
Ello no sólo compromete la viabilidad de los proyectos de generación en curso sino el respaldo requerido por el parque térmico y las hidroeléctricas en condiciones de hidrología crítica, como la que está en ciernes con el advenimiento del fenómeno de El Niño que pondrá a prueba la firmeza y la confiabilidad del Sistema.
Tanto más en cuanto que el atascamiento de estos proyectos se viene a sumar el ostensible atraso de la entrada en operación de 6 de las 8 unidades de generación de Hidroituango.
*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE.