Si bien Colombia cuenta con áreas para expandir las plantacaciones de palma de aceite y caña de azúcar, la estrategia de los productores es aumentar la productividad de los cultivos para atender el creciente mercado de biodiésel y bioetanol.
La mezcla de biodiésel en los combustibles es de diez por ciento y es atendida por la oferta nacional. En el caso del bioetanol, la mezcla pasó del 5 al 10 por ciento desde febrero pasado, pero la producción nacional no alcanza a cubrir la demanda, por lo que debe acudir a las importaciones.
En ambos sectores la demanda anual crece entre el 1 y el 1,5%, señaló Carolina Rojas, presidente de la Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia (Fedebiocombustibles), que celebra este año su veinte aniversario.
Desde 2011, las ventas de alcohol carburante aumentaron de 351 millones de litros a 548 millones de litros en 2023, y las de biodiésel crecieron de 448 mil toneladas a 700 mil toneladas en el mismo periodo, reflejando un incremento del 56%.
De acuerdo con la dirigente gremial, el objetivo del sector es aumentar el número de toneladas de CO2 reducidas con biocombustibles, de las actuales 3,2 millones de toneladas a 5 millones en 2030.
Rojas considera que con el aumento de la productividad en los cultivos se puede complir con esa meta. En el caso del aceite de palma, los productores están en un porceso de cambio de especie por una más productiva y resitente a enfermedades.
En el caso de la caña de azúcar, a través de innovacion y tecnología, como por ejemplo el riego directo, se logra disminuir el consumo de agua y auentar la productividad en la misma área cultivada.
Para crecer el mercado de los biocombustibles, el sector plantea tres estrategias: La primera es mantener en 10% la mezcla de biocombustibles; la segunda es fomentar mezclas voluntarias superiores en el transporte de carga y pasajeros, y la tercera es avanzar en el desarrollo de biocombustibles para el transporte aéreo y marítimo.
El futuro de una movilidad sostenible
De acuerdo con Rojas, los biocombustibles colombianos también marcarán el futuro de la movilidad aérea y marítima.
A través del Combustible Sostenible para Aviación (SAF), expertos afirman que podría contribuir hasta un 65% de las reducciones de carbono, necesarias para alcanzar la sostenibilidad en este sector para 2050.
La International Air Transport Association (IATA) tiene como objetivo producir al menos 69 mil millones de litros de combustible renovable para 2028, subrayando la importancia del SAF en este proceso.
En este sector, Colombia le apunta a tener en 2030 la primera planta de SAF, con una producción inicial de 50 millones de litros anuales.
Adicionalmente, los biocombustibles maritimos son una opción prometedora para reducir la huella de carbono, teniendo en cuenta que el transporte marítimo representa el 90% del tráfico mundial y el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
No obstante, para avanzar Colombia requiere del marco normativo y jurídico para estas nuevas industrias. “Se necesitan políticas públicas e incentivos que logren acercar los precios de los nuevos biocombustibles a los combustibles que hoy utilizan los sectores marítimo y aéreo, trabajo que viene liderando por su parte la Aeronáutica Civil”, concluyó Carolina Rojas.