- Palabras del presidente de la Asociación Colombiana del GLP (GASNOVA), Alejandro Martínez Villegas, durante la apertura del 1er Congreso Internacional del GLP que se realiza en Bogotá.
29 de agosto de 2018. El dirigente inició señalando que el país tiene, como uno de sus principales retos en materia energética, revertir la pérdida de autosuficiencia en los productos que componen su canasta de combustibles, con medidas eficaces sobre la exploración y producción petroleras, o dar el debido manejo a dicha pérdida de autosuficiencia, tanto en gases combustibles como en líquidos. De hecho, las importaciones de gas natural y de GLP, ya hacen parte formal del balance nacional oferta-demanda de estos hidrocarburos.
Esta probable pérdida de la autosuficiencia es preocupante para la demanda por las implicaciones que tiene sobre la garantía del abastecimiento y sobre la continuidad en el suministro. Y es de destacar la consecuente presión al alza en los precios finales que ello conllevaría, si no se logra aumentar la oferta nacional.
Este escenario de estrés en nuestra canasta de combustibles se da, además, dentro de un contexto más amplio en el cual el país debe dar cumplimiento a sus compromisos internacionales, frente a la comunidad de naciones, en materia de reducción de emisiones de CO2, avanzando en forma decidida y efectiva hacia fuentes de energía limpia y renovable. Cumplir con estas obligaciones implica una transición y allí los gases combustibles juegan un papel principal, por sus beneficios ambientales y sociales.
En consecuencia, el país necesita contar con una canasta energética cada vez más diversa y es allí donde el GLP juega un papel importante por sus enormes ventajas competitivas, aún frente al gas natural, no solo por su fortaleza calórica sino, principalmente, por su versatilidad y eficiencia económica, especialmente para los ciudadanos con menores ingresos.
A estas consideraciones energéticas y ambientales, debemos sumar una de especial importancia: asegurar las mejores condiciones de salud para esos millones de colombianos que hoy siguen cocinando con leña, en particular las mujeres y niñas que se exponen diariamente al daño que les produce el humo de esos fogones.
El consumo de leña no solo afecta gravemente a las personas que la utilizan sino que produce una enorme deforestación en las regiones donde no hay otra alternativa económicamente viable, no hay acceso a un combustible limpio como el GLP y llevar gas natural por ductos resulta impráctico y económicamente ineficiente.
Si bien en el pasado el país hizo algunos intentos por trazar una política para desarrollar el sector del GLP, estos no han sido exitosos, porque no han contado con bases reales que garanticen el continuo abastecimiento del producto al mercado. Por otra parte, está la inequidad con que debe jugar el GLP en el mercado frente al gas natural, dada la ausencia de una política clara y de eficiencia económica en la asignación de subsidios para atender las necesidades energéticas de las familias con menor capacidad de pago.
Muchos de los subsidios otorgados al gas natural se han gastado de forma ineficiente en llevar ductos a sitios con baja densidad poblacional y, por el contrario, se constituirían en nichos naturales para el GLP, que puede dar una mayor y más eficiente cobertura, sin incurrir en altos costos de infraestructura y sin los inconvenientes “cargos” fijos asociados al gas natural.
Dado que el plan piloto de subsidios al GLP en cilindros ha demostrado una ejecución impecable y unos efectos muy positivos, se hace necesario ampliar dichos subsidios a todo el país. Es por ello que, en beneficio de las personas de menores ingresos, esperamos que el nuevo gobierno dé este paso.
Lo anteriormente expuesto, evidencia la necesidad que tiene el país de contar con una política pública clara y eficiente que permita mirar integralmente el sector del GLP y trazarle un norte con claras y estables señales de inversión. Una política pública que defina objetivos, metas, cronogramas, acciones a tomar y autoridades competentes. Una política que fije una visión y un sendero de crecimiento del sector, con acciones concretas y articuladas entre sí. Una visión que le dé sentido y un marco de referencia a la normatividad y al control y vigilancia estatales.
Colombia cuenta actualmente con un sector empresarial dispuesto a invertir, que lleva varios años tratando de crecer, de aumentar su cubrimiento, pero que ha encontrado barreras importantes como la incertidumbre en el suministro y en su continuidad. Ya es hora de que el GLP sea considerado como un combustible con mayoría de edad dentro de la política energética del país.
Resulta sorprendente que hasta hace unos pocos meses, el sector no tenía cifras oficiales y confiables sobre oferta ni sobre demanda. En GASNOVA hemos puesto nuestro empeño en apoyar la labor del Ministerio de Minas y Energía, de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD) y de la Comisión de Regulación Energía y Gas (CREG), para contar cada vez con información más confiable y oportuna y, si bien se ha avanzado notoriamente, aún falta completar la tarea para precisar todas las variables necesarias para un completo balance.
El Comité Operativo del Ministerio de Minas y Energía, que se reúne mensualmente y debe institucionalizarse para garantizar su continuidad, y el nuevo aplicativo tecnológico en la web de la SSPD se han vuelto herramientas fundamentales para lograr este propósito.
En cuanto al marco regulatorio actual, este ha implicado éxitos destacables en materia de formalización, en promover inversiones por parte del sector privado y en muchas otros temas, que muestran una dirección positiva hacia el crecimiento del sector.
Pero es un marco regulatorio excesivamente detallado, complejo y difícil de entender. Son notables las diferencias entre lo que sucede en la realidad y lo que las regulaciones prevén en cuanto a, por ejemplo, los eslabones o agentes definidos regulatoriamente, para la cadena de prestación de este servicio público domiciliario, y los agentes y la forma en que efectivamente se presta este servicio. Además, hay vacíos o brechas regulatorias, que son aprovechados para burlar el marco normativo.
Es importante mencionar que el marco regulatorio del GLP en Colombia enfrenta un reto importantísimo: la existencia de un gran oferente nacional, que tiene un claro poder dominante en el mercado. Ecopetrol ofrece hoy el 90% de la oferta nacional y el regulador ha centrado buena parte de sus decisiones en proteger al consumidor, para prevenir que se den abusos de dicha posición dominante.
De hecho, la historia del GLP en Colombia ha estado marcada por una demanda que sigue, en gran medida, el vaivén de la producción de GLP que ofrecen Ecopetrol y unas pocas petroleras para atender este servicio.
De otra parte, es necesario fortalecer aún más la labor de las entidades de control y vigilancia. Debemos avanzar hacia un escenario de cumplimiento riguroso de la normatividad, porque de lo contrario se pierde el esfuerzo regulatorio, en busca de la equidad, si no se cumplen las reglas en materias críticas, como las referentes a capacidad de compra para la asignación de cantidades de GLP con precio regulado por parte de Ecopetrol.
Como se puede ver, todas estas son piezas desagregadas que necesitan unirse alrededor de una visión futura que integre normatividad, acciones, programas, con objetivos y metas energéticas, ambientales y de salud pública. Porque todo eso es el GLP: energía, ambiente y salud pública.