Suministro de GLP a Nariño: Crónica de una emergencia superada

Con el derrumbre en Rosas, Cauca, que provocó el cierre de la vía Panamerciana, el suroccidente del país quedó incomunicado y puso en riesgo el suministro de combustibles para esta región.

En la madrugada del 9 de enero de 2023 se presentó un deslizamiento de tierra de gran magnitud que ocasionó el cierre total de la vía Panamericana en la vereda El Chontaduro del municipio de Rosas, Cauca, única vía habilitada para el transporte pesado hacia el departamento de Nariño y por la cual transitan las cisternas de gas propano (GLP) que abastecen la región.

Una vez conocidos los hechos y calculando la gravedad de los mismos, por la imposibilidad de prestación del servicio público de GLP, la empresa Montagas activó de inmediato su plan de contingencia con el fin de mitigar la situación.

La solución más inmediata para atender el suministro de gas propano al departamento fue a través de las plantas de envasado más cercanas, las de Mocoa (Putumayo) y Pitalito (Huila), estratégicamente ubicadas al oriente de Nariño.

Para ejecutar esta alternativa fue necesario redoblar el proceso de envasado en cilindros hasta 24 horas continuas. Además, fue menester incrementar la flota vehicular que permitiera asegurar la prestación del servicio.

Con esa alternativa en marcha, y de manera simultánea, se activó la ruta por un tercer país, Ecuador, contemplada en el plan de continuidad de negocios de Montagas, para asegurar el sumiistro al departamento.

La iniciativa fue ampliamente discutida con los Ministerios de Transporte y Minas y Energía, teniendo en cuenta las lecciones aprendidas de experiencias anteriores en que el paso convencional también estuvo bloqueado por diversas razones. El tránsito por Ecuador era en ese momento la única alternativa disponible, sin intervenciones ni requerimientos de infraestructura adicional.

El uso de esa ruta implicó un recorrido de 1.400 kilómetros adicionales, lo cual significaba, por supuesto, sobrecostos en la cadena logística. Sin embargo, ante la emergencia, cualquier opción era válida si permitía suplir las necesidades de producto y poder continuar con la prestación del servicio público.

Previo al cumplimiento pleno de los requisitos por parte de Montagas, y gracias a la buena relación bilateral entre Colombia y Ecuador, a través de los ministerios de Transporte de ambos países así como de las Cancillerías, se autorizó la movilidad de las cisternas de gas en el vecino país, medida a la cual se unieron otros gremios y sectores.

Montagas logró solventar algunas solicitudes de los transportistas ecuatorianos, que implicaron diálogos y gestiones de carácter económico, lo que redundó en mayores costos y tiempos logísticos. Aún así, la operación debía continuar y  la empresa pudo movilizar por el vecino país más de 1.600 toneladas de GLP.

Posteriormente, Montagas decidió iniciar una ruta de transporte mixta, terrestre y marítima, llevando el producto por carretera entre Casanare y Buenaventura, y luego por barco entre Buenaventura y Tumaco.

Pese a estas alternativas de transporte, se preveía para febrero un desabastecimiento del 50%. Para cojurarlo, la empresa logró la importación de más de 2.600 toneladas de GLP por el puerto de Tumaco, gracias a las experiencias y lecciones aprendidas de la primera importación del combustible por el Pacífico, realizada en 2021. Para lograrlo fue decisivo el apoyo del Gobierno Nacional en cabeza del Ministerio de Minas y Energía, el cual aprobó el reembolso de los sobrecostos que implicaba esta ruta.

Cabe recordar que durante los últimos 10 años, Nariño ha estado bloqueado durante más de 322 días. Casi un año de bloqueos a un departamento fronterizo que no debe ser visto como el último departamento de Colombia, sino como la puerta de entrada del país a Suramérica.

Otras soluciones

Pero aún con todo lo realizado hasta ese momento, Montagas seguía en la búsqueda de más alternativas que evitaran el desabasteciendo en los departamentos afectados por la avalancha. Fue así como, con el apoyo de la Armada Nacional, se transportaron mediante cabotaje cerca de 60 toneladas de gas proveniente de Casanare.

Se esperaba que la reparación de la vía estuviera lo más pronto posible, sin embargo, el Invías decidió construir una vía temporal de 2,5 kilómetros, ya que la nueva y definitiva tardaría aproximadamente seis meses. Esta vía provisional se inauguró el 10 de marzo, como una solución parcial a la emergencia.

Por último, y en vista de que la solución al problema en el tramo afectado tardaría en resolverse, aterrizó una idea que al principio parecía descabellada, pero que fue tomando forma hasta convertirse en una realidad: hacer un gasoducto.

Se construyó entonces un ducto de más de 450 metros que atraviesa la zona afectada por el derrumbe. De esa manera, las cisternas que llegan cargadas desde el norte del país hacen trasiego mediante esta tubería hasta la zona sur del derrumbe, donde otras cisternas reciben el producto y se desplazan hasta la planta de envasado de Daza, a 6 kilómetros de Pasto.

Todas esas soluciones requirieron de gestiones interinstitucionales con entidades públicas y privadas, que finalmente permitieron llevar a feliz término cada una de las alternativas, gestiones que fueron agradecidas por la comunidad y reconocidas por la opinión pública y la prensa.

Los usuarios, en particular, comprendieron la complejidad de la prestación del servicio bajo condiciones de emergencia, pese a que afrontaron incomodidades y cambios en la recepción del servicio.

Finalmente, luego de varios meses de arduo trabajo en condiciones adversas y peligrosas, jornadas de esfuerzos humanos, logísticos y económicos, se logró el propósito: seguir surtiendo bienestar a todos los hogares y comercios del suroccidente colombiano, para que tuvieran acceso a un recurso de primera necesidad, el preciado GLP.