Del 10% que actualmente importa Colombia de las 744.000 toneladas anuales, se pasaría al 36% en 2026, de acuerdo con el crecimiento de la demanda y las declaraciones de producción de Eopetrol.
Dentro de tres años, Colombia estaría importando la tercera parte del consumo nacional de gas licado del petróleo (GLP). Así lo señaló Luis Felipe Gómez, director Ejecutivo de la Asociación Gremial Colombiana de Comercializadores de Gas (Agremgas), con base en las ofertas públicas hechas por las empresas y el aumento de la demanda que crece al 2,2% anual.
El dirigente gremial dijo que mientras en 2022 se importó el cuatro por ciento de la demanda nacional, este año llegará el diez por ciento y para 2026 el país importaría el 36%, más de la tercera parte del consumo.
En la inauguración del Summit, Gómez dijo que con un GLP a precio competitivo, se puede ampliar la oferta del energético de fuente nacional, con exploración, dándole un mayor impulso y expansión a Ecopetrol, el mayor proveedor del combustible, con un 85% de la oferta.
Cambios en la fórmula de precios
El precio del GLP al mercado mayorista en Colombia está influenciado por tres factores: las cotizaciones del propano y el butano en Mont Belvieu (Texas) y la tasa representativa del mercado (TRM), que lo atan al precio de paridad de exportación, esto hace que quede expuesto a los vaivenes de estas variables externas.
Agremgas propone una fórmula que esté más vinculada al costo de producción, un margen de operación y una rentabilidad debida para Ecopetrol, incluyendo la TRM como indicador para que quede en condiciones similares a las fórmulas tarifarias de los demás energéticos, como el gas natural, por ejemplo.
Según Gómez, esta nueva fórmula le daría mayor estabilidad al mercado, al reducir la volatilidad y mitigar los picos de precios, en beneficio de los usuarios.
El GLP es usado en Colombia por 3,4 millones de usuarios, unos doce millones de personas, en 1.069 municipios, un 96% del territorio nacional.
Agremgas le ve una gran oportunidad al GLP en el país, frente al desmonte gradual del subsidio a la gasolina y el programa de sustitución de leña, pero se deben dar las señales de política pública y, sobre todo, asegurar la producción nacional del combustible.