El 2027 será crítico para el sector energético colombiano, toda vez que en ese año la demanda de electricidad superará a la oferta y, en las condiciones actuales, lo más probable es que los proyectos de generación y transmisión no estén listos.
Pese a que la transición energética se ha enarbolado como una de la banderas del Gobierno Petro, lo cierto es que los proyectos están retrasados y otros están siendo cancelados, una CREG acéfala e inoperante, una infraestructura que comienza a tener problemas de seguridad, un Ministerio que no escucha ni actúa y que, por el contrario, da señales contradictorias y se empeña en cambiar las reglas con las que venía operando el sector, conforman un coctel que pone en riesgo la seguridad energética del país y avizora posibles apagones en 2027, cuando la demanda de electricidad supere a la oferta.
Este es el sombrío panorama que se retrató en el foro organizado por ANIF y Fedesarrollo, ‘Desafíos energéticos de Colombia en pleno fenómeno de El Niño’, realizado en Bogotá el pasado 12 de diciembre.
Los panelistas coincidieron en que para enfrentar el fenómeno de El Niño prácticamente ya no se puede hacer nada y hay que actuar con la infraestructura disponible. Y si bien, de no prolongarse la emergencia, esta puede ser superada sin racionamientos, preocupa que el gobierno no haya puesto en marcha un programa de ahorro de energía por parte de la demanda y que, por el contrario, quiera intervenir tarifas, lo cual no solo terminaría de minar la confianza de los actores y posibles inversionistas, sino que abocaría al sector térmico a dejar de generar en 2027 al no ver remunerada su actividad.
Al respecto, Alejandro Castañeda, director Ejecutivo de ANDEG, señaló que al no estar aún desarrollada la tecnología de almacenamiento de energía con baterías, “nuestro sistema se complementa entre la generación hidráulica y la térmica, el almacenamiento se da en la fuente, antes de producir, porque aún no tenemos como almacenar hacia adelante con baterías, esto significa que debemos tener siempre disponible la generación para atender la demanda”.
En ese mismo sentido se manifestó Alexandra Hernández, presidente Ejecutiva de Ser Colombia, quien dijo que “en este momento Colombia no se pueda dar el lujo de desescalar sus fuentes actuales de energía, cuando el país lo que necesita es aumentar la capacidad, pues la demanda está creciendo tres veces rápido más que la oferta.
“Hay un millón y medio de colombianos que hoy no tienen energía eléctrica y a 2050 van a ser cinco millones. ¿Qué vamos a hacer si no tenemos una nueva oferta de energía para los hogares? Lo primero que debemos aterrizar es cómo vamos a hacer para ampliar la capacidad de generación, crear nueva oferta, el camino no es que satanicemos la hidroeléctrica o la generación a carbón o a gas o las renovables, que con grandes dificultades vienen ganando espacio. Hay un SOS para que entre la nueva oferta, porque a partir de 2027 tendremos problemas de energía.”
Hernández agregó que se deben dar solucione sencillas a problemas complejos. “No nos metamos en cambios regulatorios de lo que ya está funcionando, hagamos un llamado de emergencia (no un decreto de emergencia) para que los proyectos salgan y haya articulación con todas las entidades en 19 departamentos, eso ya se ha hecho antes.”
Y es que en el caso de las renovables, de los 24 proyectos, 6 ya están con ‘el agua al cuello’ y otros 6 están que ‘tiran la toalla’, proyectos donde se han invertido a la fecha cuatro billones de pesos, con pérdidas de un billón de pesos y nada que arrancan.
Sobre la coyuntura actual, Katrine Simankas, directora de la Cámara de Gas de Andesco, dio que los embalses han ido bajando hasta un 73%, pero lo preocupante es que los históricos de adición están al 50%.
“El comportamiento climático nos puede poner en una situación un poco tensa, lo que sugerimos es no bajar la guardia, hacer seguimiento a través del CACSE, que sugerimos que no sea mensual sino semanal y eventualmente diario”.
Además, agregó que hay una variable nueva que no estaba en el panorama y es la seguridad física de la infraestructura, pues han proliferado tomas y bloqueos sobre activos en construcción y en operación, como subestaciones y plantas. Por eso llamó al gobierno y a la fuerza pública a reforzar es la seguridad de la infraestructura.
También señaló que el problema financiero de las comercializadoras por la opción tarifaria no está solucionado. “No hay tranquilidad absoluta, hay un respiro de unas semanas o unos meses, pero el fujo de caja está resentido y es necesario ampliar el financiamiento”.
Por su parte, Natalia Gutiérrez, presidente Ejecutiva de Acolgen, fue más ácida y dijo que está viendo el panorama con preocupación. “Todos tenemos que estar muy alarmados, porque no es que se nos vaya la luz, es que Colombia se para económicamente, los hospitales, las industrias, los colegios; un apagón es demasiado costoso. No puede ser que un país que ya lo vivió, que se supone que ya aprendió la lección”, dijo.
Frente al discurso internacional del gobierno, agregó que no es que no quieran estar en la discusión del cambio climático. “Hago un llamado a ser pragmáticos y a entender cuáles son las realidades de cada país. Colombia no tiene la misma necesidad de transitar hacia una carbono neutralidad como otros países que sí tienen una huella de carbono grande, que además esos países hicieron una tansición acelerada y que en los dos años pasados les provocaron apagones, como China, Reino Unido y Texas, uno de los estados más ricos de Estados Unidos”.
Y agregó que “Colombia no se puede dar el lujo de dejar de lado sus hidroeléctricas, sus térmicas; son 3.500 Mw en proyectos de retraso que no han entrado al sistema… Colombia tiene uno de los mejores casos de éxito en el sector eléctrico; todos los países vecinos se han apagado en los últimos 30 años y Colombia no se ha apagado. Somos un caso de estudio para Brasil, ChIle y Perú, que están mirando cómo volver a los dos mercados, el de energía y el de confiabilidad. No es cierto que seamos un caso fallido como lo ha querido hacer creer varios. Creemos que hay que mejorar, pero lo que tenemos es muy bueno. Por eso hago un llamado al equilibrio, entre una transición energética que no nos haga perder la seguridad, y que la podamos pagar, porque podemos transitar a energías más limpias, pero a lo mejor no sean las más baratas.”
En ese mismo sentido, en su presentación, el exministro Amilkar Acosta resaltó las experiencias recientes de racionamientos que ha tenido la Unión Europea y que le dejaron las siguientes conclusiones:
Uno, la energía más costosa es aquella de la que no se dispone justo en el momento que se requiere. Dos, la transición energética no debe poner en riesgo la seguridad energética. Y tres, tan importante como la seguridad energética es la soberanía energética.
Con la animadversión que ha mostrado el Ejecutivo a la empresa privada y la falta de gestión, que están llevando al sector a un ‘apagón’ financiero y regulatorio, algunos agentes se preguntan si la intención del Gobierno Petro es, al igual de lo que está ocurriendo con la salud, asfixiar al sector energético para ir hacia la estatización y, de paso, llevar al país a un apagón en 2027.