Noviembre se nos vino con dos noticias de gran impacto para el sector energético, una mala y otra buena.
Por: AMYLKAR D. ACOSTA*
Comencemos por la mala. Esta corrió por cuenta del IDEAM, oficializando el advenimiento del Fenómeno de El Niño. Así lo dejó establecido su directora Ghisliane Echeverri, al advertir que “se cumplen los criterios técnicos para esta declaratoria oficial”, aunque se sabía que se venía gestando desde mayo.
Como es bien sabido, El Niño se asocia con verano y sequía, por ello causa desconcierto que dicho anuncio coincida con lluvias torrenciales que causan inundaciones en gran parte del país. Según el subdirector de meteorología del IDEAM, “el territorio nacional está afectado por otros fenómenos meteorológicos que causan precipitaciones en el corto plazo”.
Esta aparente paradoja nos lleva a precisar el concepto del cambio climático, que por muchos años se caracterizaba como el calentamiento global. Si bien es cierto, como lo reveló el Panel de Expertos de las Naciones Unidas (IPCC, por su sigla en inglés), creado en 1988, existe una estrecha correlación entre las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI), de los cuales el dióxido de carbono (CO2) representa el 80%, cuyas emisiones se atribuyen a las energías de origen fósil, y la temperatura global, la cual se ha elevado más de un grado con respecto a la era preindustrial.
En rigor debería hablarse más bien de variabilidad o desorden climático, pues nada impide que se presenten sequías y altas temperaturas mientras transcurre la Niña y temporadas de pluviosidad, acompañadas de bajas temperaturas en medio de El Niño.
Estos fenómenos extremos de la Niña y el Niño revisten tres características a saber: no son cíclicos o estacionales, son impredecibles, son cada vez más recurrentes y por último son cada vez más fuertes y duraderos. Eso sí, ningún Niño se parece a otro Niño y ninguna Niña se parece a otra Niña, cada cual tiene sus propias peculiariedades.
Después de la Niña de 2010 – 2011, acaba de registrarse una más prolongada, que duró tres años (2021 – 2023). En efecto, según el más reciente reporte del IDEAM, la probabilidad de que esta vez el fenómeno de El Niño sea fuerte se ubica entre el 75% y el 85%. Se espera que se prolongue hasta junio de 2024, siendo los meses de noviembre de este año hasta enero del año entrante el período de mayor intensidad. Tiene toda la razón la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible Susana Muhamad al aseverar que el Niño no es un juego.
La buena noticia tiene que ver con el desplome del precio de la energía en Bolsa. Después de superar el precio de escasez, según XM, la empresa que administra el mercado mayorista, su cotización pasó de $1.479,18/KWH el 24 de octubre a $371,72/KWH el 29 del mismo mes.
Ello se explica por dos factores: el primero es la entrada en operación otras dos unidades, para completar cuatro de ocho del megaproyecto de generación de Hidroituango y la repotenciación de Termocandelaria.
Estas dos nuevas turbinas en operación, en el primer caso, le incorporan la Sistema Interconectado Nacional (SIN) 600 MW de potencia adicionales. Por su parte, Termocandelaria amplió y modernizó sus plantas, las cuales pasaron de 2 unidades de ciclo simple a 3 en ciclo combinado. Ello se tradujo en la incorporación de 852 MW, lo cual permite contar con una capacidad total instalada de generación en el país de 19.929 MW de potencia.
Esta mayor oferta de energía viene a aliviar el estrés al cual está sometido el SIN por cuenta del atraso en la ejecución de múltiples proyectos de generación y ello ha venido presionando al alza los precios de la energía en Bolsa.
De hecho, en 2023 sólo ha entrado en operación el 16% de la nueva generación de energía que se proyectó. Deberían haber entrado 6.608 MW de nueva capacidad, pero hasta la fecha sólo se han conectado 1.062 MW. Bien dijo la gerente del Mercado de Energía de XM Cecilia Maya que “las estadísticas no ayudan”.
Hoy, gracias a la entrada en operación de esa mayor capacidad de generación, el margen de maniobra entre oferta y demanda pasó del 2,7% al 5%, que sigue siendo estrecho.
El segundo factor que explica la caída en picada de los precios de la energía en Bolsa radica en el comportamiento de las precipitaciones con lluvias torrenciales en el último mes y el subsiguiente aporte hídrico a los embalses.
Según el director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (ANDEG) Alejandro Castañeda, “mientras que en septiembre y en los primeros 15 días de octubre veníamos con unas lluvias que correspondían más o menos a 53% de la media histórica; es decir, si se saca el promedio de los últimos 50 septiembres, estábamos a 50% de ese promedio, entonces estábamos muy bajitos. Hoy en día subió y estamos como a 75%, entonces digamos que está llegando un poco más de agua a los embalses y los agentes hidráulicos lo que hacen es aflojar los precios y comenzar a disminuir el valor del precio en la bolsa«.
Si algo caracteriza el precio en Bolsa es su volatilidad y a ella nos tendremos que atener, qué le vamos a hacer, lo que hay que tratar de contener es la espiral alcista.
*Exministro de Minas y Energía y miembro de Número de la ACCE.