Reactivación económica sin energía

Durante el cierre del Foro de Reactivación Económica organizado por el Gobierno Nacional el pasado 9 de agosto en Manizales, el presidente Gustavo Petro en la intervención de cierre se fue nuevamente lanza en ristre contra el sector minero energético y dejó clara su intención de acabar con el petróleo, el carbón y el gas en el país.  

Aunque hay que reconocer que el presidente se sinceró con sus intenciones de cambiar el modelo de desarrollo que ha tenido el país hasta el momento, que según él ha fracasado y es el origen de todos los males, también es cierto que lo que intentó ser una cátedra de economía política estuvo salpicada de contradicciones y falacias.

En la introducción, donde reiteró las ideas económicas de su campaña y de sus luchas de antaño, mencionó la primera contradicción. Dijo que el capitalismo se estaba acabando, pero a renglón seguido manifestó que “nuestro país está inmerso en relacione premodernas, si eso no se supera, no superamos la violencia ni la construcción imperfecta de una Nación ni la deficiencia de la democracia ni las posibilidades del desarrollo del capitalismo en Colombia” (sic).

La segunda contradicción, que ha sido reiterativa a llargo de los dos años de gobierno, es que para superar esas relaciones premodernas, feudales, se debe hacer la reforma agraria y volver a lo que recordó con nostalgia fue la época en que el café era el principal producto de exportación de Colombia. Es decir, superar el feudalismo, para regresar a la agricultura.

Luego de la introducción comenzó su andanada contra el sector minero energético, denominado ‘extractivista’ por el activismo de izquierda.

“Si la economía política todavía se estudiara en las universidades se diría que el país era todavía más rico por el café, en tanto trabajaba más, que por el carbón y el petróleo, que trabaja menos, pero el mercado dice otra cosa diferente a la economía política”.

Para el presidente, en los últimos cincuenta años se ha construido otra manera de financiar el Estado, los partidos, el Congreso, la sociedad y la matriz exportadora. “En mi opinión, eso llegó a su final y empezamos a vivir lo que podíamos denominar una crisis, dirán algunos, una transición, dirán otros, que coincide otro momento de la historia… A partir de 2013 no volvimos a tener los precios del petróleo y del carbón que se experimentaron en esa época, los niveles de producción han descendido.”

Y remata el argumento presagiando que “la demanda por carbón bajará hasta llegar a una tendencia de cero…; y el petróleo, aunque más débilmente seguirá la misma tendencia…, luego tenemos una perspectiva que nos está gritando desde el mundo, no desde una política nacional, llegó el momento de cambiar”.

Y aquí comenzaron las mentiras, pues no es cierto que el mundo esté consumiendo menos carbón y petróleo. De hecho, en 2022 se llegó al récord histórico de la producción de carbón, con cerca de 9.000 millones de toneladas anuales, de las cuales Colombia solo produjo el 0,9%; mientras que en petróleo, el año pasado se llegó a la cifra récord de 101,5 millones de barriles diarios en promedio.

El apetito por petróleo no cesa y, de hecho, la región que experimentará las mayores inversiones en este sector en esta década será América Latina, con Brasil, Guyana y Argentina encabezando la lista de países con mayor inversión y aumentado su producción de hidrocarburos, de la cual Colombia quedará excluida por los sesgos ideológicos del primer mandatario.

Pero tal vez la mayor mentira del presidente y donde afianza su política económica, que no está sustentada por ningún estudio científico ni académico, es que las fuentes fósiles de energía se van a acabar.

La humanidad lleva millones de años habitando la Tierra y cada vez que descubre un nuevo energético lo incorpora a su matriz y, aunque sustituye unos por otros en ciertas actividades haciéndolas más eficientes, nunca se ha eliminado ninguno. De hecho, aún hoy en pleno siglo XXI, todavía cerca de mil millones de personas en el mundo cocinan con leña u otros combustibles contaminantes y, como lo muestran las estadísticas, hoy se consume más petróleo y carbón como nunca antes en la historia.

El caballito del cambio climático

Como ya es reiterativo en el presidente, su planteamiento de acabar con la explotación de recursos fósiles en el país lo justifica con su lucha contra el calentamiento global. “La crisis climática trae la potencialidad de la extinción de la vida en el planeta en el corto plazo. Nos han puesto unas metas al 2050, al 2030, y si no hacemos nada es irreversible, ya no importa lo que hagamos en el 55, luego tenemos un lapso de tiempo pequeño para hacer las cosas que toca hacer, para que sobrevivamos en el planeta. No es el apocalipsis de la Biblia, es el apocalipsis de la energía,” señaló Petro en Manizales.

Y agregó: “Aquí es donde encontramos una oportunidad…, una enorme posibilidad para Colombia, se llama la descarbonización, palabra difícil de manejar sobre todo en política, que tiene muchísimas incidencias, donde creo que tiene que inscribirse la reactivación económica de Colombia.”

Aquí el primer mandatario incurre en un error conceptual, pues la descarbonización no se logra dejando de producir hidrocarburos sino eliminando las emisiones por su uso. Así Colombia reduzca a cero su producción de carbón, petróleo y gas, como quiere Petro, el país seguirá consumiendo estos combustibles para los sectores transporte, industrial, comercial y doméstico. Luego, por un lado, pretende reducir los ingresos por exportaciones de petróleo y carbón, mientras se aumentan los gastos para importarlos, como ya tendrá que hacerlo el país el próximo año con el gas natural.

Esto, en una situación de déficit fiscal, por lo que el ministro de Hacienda dijo hace unos meses que el país debía aumentar la producción de crudo a un millón de barriles diarios. Mientras el ministro Bonilla quiere aumentar la producción, el presidente quiere aniquilarla.     

“Tenemos que ir hacia métodos nuevos, ideas nuevas, si queremos superar la crisis e inscribirnos en la construcción de una nueva economía, que no abandona lo anterior completamente, sino lo que ya no puede ser. Una nueva economía que no se le está diciendo socialismo, no se qué pasará con esa palabra en 20, 30 años, cambiará completamente la concepción de la economía en el mundo, está diciendo desarrollemos un capitalismo descarbonizado”, dijo Petro.

En este punto sacó a relucir los cerca de dos gigavatios de energía solar que tiene el país hoy día y que no son un logro solo de este gobierno, sino que ya venía con el impulso del gobierno anterior, pero además, a mitad de gobierno están alejados de la meta que se puso de 6 GW con renovables, sin mencionar que los proyectos eólicos en La Guajira fueron cancelados por la imposibilidad de su construcción, en la última subasta no se presentaron proyectos solares para ese departamento y los que están en curso tienen retrasos de hasta cuatro años.  

“Una matriz energética descarbonizada seria más barata y por tanto haría que nuestra agricultura y nuestra industria sea más competitiva a nivel internacional”, dijo el mandatario. Si bien es cierto que las renovables son más baratas, hay sectores difíciles de electrificar y por lo tanto seguirán consumiendo fósiles; además, la frase insinúa que el país va acabar con los fósiles y generar solo con renovables, algo completamente utópico y que ningún país, por supuesto, tiene entre sus planes.

Según Petro, el presidente Gaviria no cometió un error durante el apagón de 1992 con la construcción de termoeléctricas porque “no había nada más que hacer en ese momento, el error es mantener ese esquema, han pasado más de 30 años, es un error mantener ese esquema energético en Colombia, porque es antieconómico, es irracional, no sirve y por eso hay que cambiarlo”.

Y aquí introdujo el tema de las inversiones forzosas que, explicó, consisten en tomar los recursos que los colombianos tienen ahorrados en los bancos y ponerlos en la banca pública para financiar con tasas bajas al sector productivo.

Aquí también incurre en falacias, pues el crédito de la banca pública no es tan barato ni tan eficiente como señala. Así lo comprueba un experto, el exministro Mauricio Cárdenas, en un trino de X: https://x.com/MauricioCard/status/1823027700023382068?t=rLFMDq46cOlX9H6ozuUAxw&s=08

Finalmente, el presidente Petro remató diciendo que es una tesis neoliberal decir no es bueno que el Estado se meta con el ahorro del público. “En estado de crisis no es bueno que el Estado no se meta. Una posibilidad de asignar recursos a la producción, cambiemos una economía extractivista a una economía más productiva, la economía fósil está muriendo en todo el mundo”.

Escuchando al presidente en Manizales se nos viene a la memoria los profesores que dictan cátedra de emprendimiento en las facultades de Administración de Empresas, pero que en su vida han creado siquiera una tienda de barrio.